DT 03/03 - La política de empleo en tiempos de recesión. Lineamientos para discusión en Uruguay.

La coyuntura condiciona las prioridades de las políticas y en un período recesivo debería atenuar los impactos del desempleo y evitar la marginación. Las acciones deben dirigirse a los cesantes, principalmente a los jefes de hogares de bajos ingresos y bajo nivel educativo, atendiendo en particular a las mujeres en esa condición.


En un período de crecimiento podrá contribuir a la “empleabilidad”, a que no coexistan desempleados y vacantes por insuficiencias de información o desencuentros de calificaciones o geográficos. En el Uruguay, el aumento de la tasa de desempleo desde mediados de 1994, así como la precariedad y el subempleo, son las manifestaciones más visibles de problemas. Se agrega la reducción del número de personas ocupadas en los últimos años. La población uruguaya aspira a quince mil puestos de trabajo adicionales cada año y si no se generan, aumentan el desempleo o la informalidad, el desaliento y la emigración.


Si las políticas de empleo no cambian, en los próximos cinco años el número de desempleados puede variar entre un mínimo de 180.000 personas en un escenario optimista y un máximo de 270.000 en el pesimista. Podría crearse un Fondo con objetivos de generar empleos transitorios y proveer de recursos a familias de bajos ingresos, ejecutando obras de interés. Recibiría proyectos por montos entre cinco y diez mil dólares, seleccionaría y asignaría recursos.


Con una remuneración de U$S 80 por mes (960 por año por puesto de trabajo), con U$S 13.440.000 en un año se crean 14.000 empleos transitorios durante un año y se reduce 1% la tasa de desempleo. Con una remuneración cercana al salario mínimo nacional (aproximadamente U$S 40) y la misma asignación de recursos se reduce en un 2% la tasa de desempleo. ¿Hay alguna propuesta mejor para reducir el desempleo asignando menos recursos? El financiamiento de las políticas de empleo en el Uruguay de hoy es un problema de prioridades políticas.

 

El Fondo es un instrumento para que la sociedad encare un problema que no pudieron resolver el mercado ni el Estado, así como una forma de apoyar a los que quieren hacer algo para mejorar su situación. El desafío para las políticas públicas es encontrar los cauces para que las energías se canalicen constructivamente y no impulsen la espiral de la violencia, confiando en la gente que desde hace décadas gestiona proyectos y lleva adelante con generosidad el apoyo a escuelas, liceos, clubes, comisiones vecinales o cooperativas. Los economistas liberales que se olvidan de los trabajadores, ayudan poco. Tampoco ayudan los abogados laboralistas que no tienen en cuenta las exigencias a las que tienen que responder las empresas.


Quienes queremos una sociedad democrática y una economía competitiva, mantenemos la esperanza, a pesar de todo. El Programa de Jornales Solidarios de la Intendencia Municipal de Montevideo y los proyectos del Ministro de Trabajo y Seguridad Social Dr. Santiago Pérez del Castillo, ratifican la hipótesis de que en un contexto recesivo es posible asignar recursos en un proceso de ajuste y reducción del gasto público.

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