DT 09/06 - La relevancia de la desigualdad en la medición del desarrollo humano. Uruguay 1991-2004
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Desde la óptica del enfoque de las capacidades el proceso de desarrollo implica la expansión de las opciones de los seres humanos en el sentido más amplio del término, lo cual lo hace mucho más abarcador que otras perspectivas sobre el desarrollo que reducen el bienestar a los aspectos materiales de la vida (Alkire, 2002).
Por lo tanto, la medición del desarrollo de una sociedad requiere necesariamente de un enfoque multidimensional, que permita evaluar el éxito del desarrollo en términos de un conjunto de dimensiones clave constituyentes de la calidad de vida. El proceso de desarrollo consiste en la expansión de las capacidades y libertades humanas; por lo que el bienestar de los individuos debe evaluarse en lo que Sen (1992, 1999) llama espacio de los funcionamientos y capacidades.
El PNUD en sus informes mundiales sobre el desarrollo humano ha propuesto un indicador base -el Índice de Desarrollo Humano (IDH)- para medir el desarrollo humano y comparar a los países desde esta perspectiva. Sin duda, este indicador supera a las mediciones tradicionales basadas exclusivamente en el PIB en tanto incorpora la noción de multidimensionalidad y logra ordenar a los países en función de los logros alcanzados en tres áreas clave: la salud, el nivel educativo, y el acceso a los recursos.
Sin embargo, el IDH surge de un proceso de agregación de índices sintéticos que miden la situación promedio de la población en cada dimensión. En este sentido, el IDH es insensible a la forma en que los logros obtenidos en las tres dimensiones se distribuyen en la población. Tal como lo afirma Sen, la consideración de la desigualdad en las distintas sociedades debería ser un componente central de la evaluación sobre el desarrollo humano.
Las comparaciones interpersonales no deben basarse en la suma del bienestar de los individuos, sino que deben considerar su distribución, tomando como base la igualdad en el acceso de la población a un conjunto de capacidades básicas (Sen, 1992). Recientemente, con el objetivo de superar esta limitación varios autores han propuesto correcciones al IDH. Este artículo muestra la evolución del desarrollo humano en Uruguay entre 1991 y 2004 medido a través del IDH estándar y dos familias alternativas de IDH que incorporan una corrección por la desigualdad en la distribución de los logros alcanzados en cada dimensión. Con este objetivo se utilizan los enfoques alternativos, desarrollados por Foster et. al (2005) y Chatterjee(2005). Se encuentra que la incorporación de la desigualdad altera significativamente los resultados obtenidos: mientras que el IDH estándar crece en Uruguay durante todo el período – salvo el año 2002, donde registra una muy leve caída – la familia de IDH corregidos por desigualdad muestra una tendencia descendente en el último período, en especial cuando se incrementa la sensibilidad a la desigualdad de dichos índices.
A su vez, se presenta una prueba comparando el ranking de los países de América Latina para una dimensión con el IDH estándar y sus versiones corregidas, observándose cambios importantes en las posiciones. Ambos resultados indican que la desigualdad debería ser incorporada sistemáticamente para evaluar la situación de las sociedades en términos de su desarrollo humano.