El jueves 14 de junio tuvo lugar en el Salón 38 de FCEA la presentación de los resultados preliminares de las pruebas diagnósticas que se hicieron a la generación de ingreso 2018.
El evento estuvo compuesto por dos mesas. En la primera de ellas expusieron Alina Machado y Andrea Mesa, integrantes del equipo encargado de la implementación de las pruebas diagnósticas, que hablaron sobre los principales resultados. En segundo lugar intervino Pamela Román, integrante del equipo de tutorías entre pares, que tuvo el primer contacto con la generación de ingreso. En tercer lugar, en esta primera mesa, intervino Mathias Bourel, para hablar de la experiencia de la Facultad de Ingeniería.
En la segunda mesa, después de la pausa para el café, hubo comentarios de directoras y directores de carrera. Intervinieron Laura Nalbarte, de la Licenciatura en Estadística; Gabriela Pintos, de la Licenciatura en Administración y Carlos Troncoso, de la Licenciatura en Economía.
Alina Machado y Andrea Mesa fueron las primeras en intervenir, y expusieron con detalles las características y conclusiones que se extraen de los resultados de las pruebas que se hicieron este año a la generación de ingreso. Estas pruebas fueron la primera experiencia a toda la generación de ingreso, llevada a cabo por un equipo formado por Alina Machado, Andrea Mesa, Laura Espirot, Fedora Carbajal, Mercedes Fernández, Andrea Mesa y Andrea Vigorito, con la colaboración de Irene Centurión.
Explicaron que los motivos para realizar las pruebas diagnósticas fueron conocer el nivel de conocimiento con el que nuevos estudiantes llegan a FCEA. Generando un diagnóstico sobre el perfil y nivel de conocimiento de la generación que ingresa a las carreras de la facultad se puede complementar la información que sistematizan directores y directoras de carrera y, además, instrumentar orientaciones y apoyos en función a los desempeños obtenidos al inicio de la misma.
De los resultados de la prueba diagnóstica de matemática, se extrae, dijeron, un insumo sumamente importante a la hora de planificar los cursos de cálculo y de proponer actividades de apoyo. Sirven, de hecho, para medir cualitativamente qué saben y qué no saben, y algunos de los resultados fueron, por ejemplo, que los ítems con mayor número de respuestas correctas son los relacionados con el planteo y resolución de ecuaciones y sistemas de ecuaciones lineales, o que los ítems con alta tasa de respuestas incorrectas o en blanco son las gráficas y otras cuestiones referidas a funciones.
La planificación tuvo lugar entre octubre del 2017 y enero del 2018, para tener todo pronto en febrero de 2018. Todo el trabajo previo tuvo lugar en coordinación con Bedelía, la Unidad de Comunicación, la Unidad de Apoyo a la Enseñanza y Asistencia Académica. En concreto, con la Unidad de Comunicación se enviaron mensajes de bienvenida personalizadas a través de whatsapp, y con Bedelía se llevó a cabo una introducción general a la Facultad y al manejo del EVA a cargo de los tutores. La prueba diagnóstica se cerró con una fiesta de bienvenida.
Los cuatro instrumentos de la prueba diagnóstica fueron los datos personales, el formulario de autopercepción, una prueba de matemática y una prueba de lectura. Las dos características de la prueba fueron la no obligatoriedad, aunque sí tenía incentivos, y su carácter presencial. De un total de 2618 estudiantes, 2479 (95%) se matricularon a través del EVA, 2299 (88%) completaron los datos personales y 1906 (73%) hicieron la prueba.
Algunos datos curiosos que expusieron fue, por un lado, la participación más alta de mujeres y entre los más jóvenes (17 y 18 años); en segundo lugar, la menor participación entre estudiantes de la tecnicatura en administración en relación a la carrera de contador, y entre quienes trabajan; y el tercer lugar, se apreciaron diferencias en los resultados en función de dónde se cursó el bachillerato y el clima educativo del hogar.
Con respecto a los cursos del primer semestre de matemática, se mostraron resultados de las primeras revisiones y existe una correlación positiva con el resultado de la prueba diagnóstica de matemática, por lo que, según se dijo, parece ser un buen predictor.
La capacidad predictiva de la participación y el desempeño en las pruebas es alta y, en este sentido, pueden contribuir significativamente a la detección temprana de problemas.
Como conclusiones, aseguraron que las pruebas diagnósticas han permitido acercarse a la generación de ingreso, mientras que sirven también para aportar una herramienta hacia los requisitos de apoyo y la desvinculación temprana. La participación en las pruebas no presentan sesgos fuertes, aunque es menor entre los varones y mayor entre quienes cursaron sus estudios de enseñanza media en liceos privados o son más jóvenes. También, quienes se anotaron en la tecnicatura en Administración, son menos propensos a realizar la prueba.
Los resultados han mostrado mejores desempeños en lectura que en matemática pero, en ambos casos, se muestran patrones diferenciados según carrera, área geográfica, bachillerato de origen y nivel socioeconómico del hogar.
Los estudiantes del TAC en Tacuarembó y quienes se inscriben a la Tecnicatura en Administración, se evidencian como un grupo que requiere mayores apoyos. Además, una futura etapa radica en la discusión de las acciones de apoyo que deberían desprenderse de los hallazgos de este informe y de la experiencia comparada en iniciativas de esa naturaleza.
Por último, reforzaron la idea de que la institucionalización de la organización de las pruebas y la coordinación entre UAE, direcciones de carrera y el equipo de instrumentación de las pruebas es central para que la evaluación diagnóstica constituya un insumo valioso para el diseño de políticas.
Por su parte, Mathias Bourel, integrante del Instituto de Matemáticas y Estadística de la Facultad de Ingeniería y docente del Departamento de Métodos Cuantitativos, explicó que la Herramienta Diagnóstica al Ingreso (HDI) de la Facultad de Ingeniería es una prueba escrita que se realiza de forma obligatoria al ingreso desde el año 2005 y en el segundo semestre de inicio de la carrera desde el año 2011. Dicha prueba es coordinada por la Unidad de Enseñanza de la Facultad de Ingeniería (UEFI) y los objetivos son diagnosticar competencias y posibles desempeños de la nueva generación de estudiantes, lograr una autoevaluación estudiantil, acercar al equipo docente de primer año las competencias de sus estudiantes y buscar mejorar la comprensión del complejo fenómeno de la transición de la enseñanza media a la universitaria.
La HDI, dijo Bourel, sirve para tener una foto del momento previo al inicio de los cursos. Además, sirve para comprobar si el estudiantado posee los conocimientos que supuestamente tenían que haber adquirido. Además la prueba sirve para ajustar y reajustar los cursos del primer semestre, que constituyen el punto de partida de la carrera y, además, indicar y recomendar trayectorias diferenciadas.
Además, el estudiante experimenta de primera mano un impacto, y es que inmediatamente sabe cómo le fue, recibe una devolución personalizada del resultado a través del EVA, piensa acerca de la trayectoria que más le conviene y, además, obtiene 5 puntos adicionales en todas las asignaturas del primer semestre.
Lo que en definitiva permite la HDI es conocer el perfil del estudiantado, facilitar su ingreso y apoyar de la mejor manera posible su desarrollo a lo largo de toda la carrera. Para que dicho proceso tome importancia y relevancia, y tenga buenos resultados, es necesario institucionalizar las herramientas que posibiliten llevarlo a cabo.
Pamela Román, en su intervención sobre las Tutorías entre pares y de la labor que tuvieron durante el período de las pruebas diagnósticas, expuso los objetivos de las charlas, que fueron principalmente orientar a estudiantes de ingreso, promover la afiliación temprana a la institución, difundir actividades e informar sobre las acciones que la FCEA destina para el acompañamiento inicial. Todas estas actividades, que son impulsadas por los tutores y las tutoras, pretenden contribuir a un ingreso más fácil para la nueva generación desde la aportación de experiencias ya vividas, en tanto que estudiantes de cursos más avanzados. Además, son dispositivos que potencian una vinculación prematura con la institución, permitiendo minimizar la desvinculación temprana y la incertidumbre que genera el cambio. Algunos de los puntos que trataron con estudiantes de nuevo ingreso fueron los procesos de registro en las páginas web de Bedelía y del EVA, información sobre los talleres de apoyo en cálculo, información sobre becas y resolución de consultas particulares, entre otros. Pamela Román finalizó apelando a la necesidad de institucionalizar las charlas, pues resultan insumos para nuevas estrategias de apoyo y, además, consideró importante su coordinación con las distintas áreas.
Con respecto a las últimas intervenciones de directores y directoras de carrera, se destacó la importancia de la realización de estas pruebas y la necesidad de institucionalizarlas. Además propusieron pequeños cambios o agregados para futuras pruebas, a fin de recopilar más información o tener información que contemple otros aspectos además de los que ya se conocen. Por último, se remarcó la necesidad de utilizar dichos resultados como un insumo no solo para tener datos, sino para diseñar acciones específicas que ayuden a mejorar las condiciones de ingreso de las nuevas generaciones.