El jueves 22 de noviembre, se realizó el noveno encuentro del Departamento de Economía donde se presentaron las materias opcionales que los y las estudiantes pueden cursar en el primer semestre de 2019.
Dentro de la Unidad académica Historia y desarrollo las dos materias opcionales serán Economia y genero y Poblacion, economia y desarrollo. Mientras que dentro de la Unidad académica Formación en investigación, las opciones serán el Espacio de Formación Integral (EFI) Determinantes del abandono de los estudiantes universitarios y la materia Base de datos y paquetes. En la Unidad académica Microeconomía se podrá cursar Economía laboral, Economía pública y Análisis económico de proyectos de inversión. Y en la Unidad académica Macroeconomía las opciones son Sistemas de descripción macroeconómica, Economía y politica monetaria, Politica economica, Taller de análisis de la coyuntura.
En el marco de estas actividades, se realizó la mesa de discusión Mujeres y economía: perspectivas sobre la equidad de género en la disciplina económica en la cual dos académicas: Marisa Bucheli de la Facultad de Ciencias Sociales y Alma Espino de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración intercambiaron junto a la activista Amalia Amarillo sobre género y economía.
Antes de que comenzara el intercambio, ante un colmado salón Multifuncional, Alicia Failde, coordinadora de la Unidad de Evaluación y Cooperación explicó que la carrera de economía está en proceso de acreditación ante el Sistema de Acreditación Regional de Carreras Universitarias que se origina con un acuerdo entre los Ministerios de Educación de países integrantes del Mercosur / Mercosur Ampliado y tiene por objetivo garantizar la calidad académica y científica de las carreras que forman parte del sistema. Failde indicó que “esta es la primera carrera del Área Social y Artística que se va a acreditar y ahora el cronograma tiene fechas aprobadas”.
Señaló que “ahora resta terminar un informe de autoevaluación y estamos trabajando con un equipo de compañeros y compañeras de la Unidad. Pero es importante para esto contar con todos los datos necesarios y aún no los tengo. Por eso les pido a los docentes del departamento de Economía que aún no hayan presentado el formulario, que lo puedan hacer a la brevedad”. También explicó que “a mediados del año que viene vamos a recibir a los evaluadores externos y van a entrevistar a docentes y estudiantes al azar y por eso es muy importante que se difunda que estamos en este proceso de acreditación de la carrera. Este es un proceso un importante para la facultad”.
Además, Failde informó que recientemente se acordó un acuerdo de reconocimiento de títulos de Educación Superior del Mercosur que establece que éstos países reconocerán los títulos que provienen de la carreras que tengan la acreditación bajo el sistema ARCUSUR.
Posteriormente a este anuncio, comenzó la mesa redonda Mujeres y economía: perspectivas sobre la equidad de género en la disciplina económica donde Marisa Bucheli explicó que “el ingreso de las mujeres en la carrera de economía es relativamente baja, todavía es menor en la participación de los posgrados y todavía aún menor en las posiciones jerárquicas más altas tanto en el trabajo académico como profesional”.
También durante su exposición abordó diferentes investigaciones y arrojó algunos datos relevantes. Señaló que hay grandes diferencias de opinión entre los hombres y mujeres en los temas económicos y al respecto señaló que “los hombres confían más en el funcionamiento de los mercados, identifican mayores costos de las intervenciones múltiples mientras que las mujeres apoyan más las políticas afirmativas, distributivas y las regulaciones de mercado”. Al respecto indicó que “las mujeres sufren mayor discriminación y por eso desconfían que los mercados sean libres”.
También hay diferencias de género con respecto a los ingresos, a la actitud frente a la competencia, a la actitud frente a la negociación y la aversión frente a las preferencias sociales.
Bucheli explicó que la diferencia en las agendas de investigación se da por las características personales de quien investiga y sus propios intereses. Según algunos estudios, la participación de las mujeres es más alta en temas de salud, educación y bienestar y es más baja es economía financiera, macroecomomía y agropecuaria.
Sobre las publicaciones de las investigaciones, Bucheli señaló que “las mujeres publican menos y las razones se deben a los temas de familia y porque las mujeres se dedican más a las tareas de enseñanza y de gestión. La baja productividad también está relacionada al bajo acceso a redes con respecto a los hombres”.
Alma Espino en su exposición brindó un panorama sobre el feminismo y explicó porque “algunas economistas nos definimos dentro de la corriente Economía Feminista”.
En este sentido define que el feminismo “se trata remonta históricamente muy atrás en el tiempo y hoy está en otra etapa de la historia. Si se quisiera dar una definición muy general, el feminismo es la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en varios aspectos como en la participación política, en el derecho a estudiar, en el derecho al ejercicio de la sexualidad, que antes era romper con la doble moral y hoy es la lucha por el aborto legal”.
Espino explicó que “el cuestionamiento acerca entre la relación entre mujeres y economía tiene antecedentes en los años 1930 a través de Margaret Reid, investigadora de la Universidad de Chicago, quien trató de teorizar la contribución productiva de las actividades domésticas dentro del hogar y que este aporte a la economía debía medirse en la contabilidad nacional. Pero pasaron 70 u 80 años para que se retomara esta idea”.
La economista indicó también que “en los años 70 se da un debate sobre el trabajo doméstico donde las economistas de inspiración marxista colocaron el trabajo doméstico que realizan las mujeres como un trabajo que beneficiaba al capitalista y que por lo tanto, era otra forma de explotación capitalista”.
En los años 90 surge la economía feminista que reúne diversas corrientes ideológicas y políticas. Esta disciplina “cuestiona a la economía que conocemos, la que se estudia en las universidades y critica su sesgo androcéntrico, por tanto empieza a definir de manera más amplia lo económico prestando mayor atención a las actividades invisibilizadas de las mujeres como las que realizan en los hogares, y así recupera a las mujeres como agentes económicos y muestra las relaciones de género como relaciones sociales de poder. Criticó también la metodología de la investigación y manifestó la importancia de la interdisciplinariedad y su aporte a la elaboración de políticas públicas en especial las económicas”.
Por eso la Economía Feminista se propone recuperar actividades invisibilizadas a las que se dedican fundamentalmente las mujeres. Estas diferencias entre hombres y mujeres son desigualdades y reflejan diferencias jerárquicas por las relaciones de poder.
Espino culminó su presentación citando a la catedrática de Economía en la Universidad de Nebraska: “Cuando hablamos de feminismo estamos hablando de una propuesta política. Y esto no le quita carácter científico a la Economía Feminista. Quienes nos enfocamos de este modo le damos el mismo valor a la ciencia que otros. Pero esto es una propuesta política que trata de deslegitimar lo que la economía tradicional ha venido legitimando: las desigualdades de género y la jerarquía de los hombres sobre las mujeres. Ello supone más que incluir a las mujeres en el marco de supuestos y axiomas legitimados en la disciplina, desafiar el orden social existente que el mainstream de la economía ha contribuido a construir y legitimar sutil y cuidadosamente”.
Amalia Amarillo, quien fue impulsora del Encuentro de Feministas Diversas (EFD) abordó su exposición respondiendo la pregunta: ¿Desde el activismo qué se le puede pedir tanto a la teoría económica como a práctica de los economistas en relación a los temas de la desigualdad de género?
Asimismo, Amarillo se preguntó: “¿Cómo es posible hablar de equidad, de pobreza de desigualdad, de concentración de riqueza si no entendemos quiénes son sus principales protagonistas y sin comprender por qué esto ocurre? y ¿cómo podemos hablar de equidad sin entender la perspectiva de género desde su transversalidad para comenzar a abordar la temática?”
En este sentido, la militante feminista señaló que “la economía como toda ciencia es construida socialmente dentro de una sociedad patriarcal por lo que se puede hablar de una disciplina tradicionalmente masculina y subjetiva. Por eso lo que le pedimos desde el activismo a la economía es la objetividad”.
“Desde el momento en que las mujeres nos sabemos feministas es que nos hacemos de nuevos espacios y eso implica responsabilidad de nuestra parte porque allí atravesamos el doloroso pero valedero camino hacia la liberación de nuestros cuerpos y surge una falsa pero poderosa dicotomía entre la academia y la militancia” explicó. “Cualquiera puede ser feminista haya leído o no. El feminismo es un movimiento con marco teórico que tiene como fin la emancipación de las mujeres y la lucha por nuestros derechos, leer y formarnos es un privilegio que si contamos con el se vuelve una obligación con nosotras mismas y con la construcción colectiva” añadió Amarillo.
También señaló que urge una mayor visibilidad y compromiso con la perspectiva de género para las investigaciones y estudios realizados y “eso es algo que la misma economía se debe consigo misma porque no se puede apelar a la buena voluntad individual. Urge que la economía toda se comprometa en ello y apuntalar a los vacíos de conocimientos existentes entre los hacedores de políticas, las organizaciones sociales, la academia y el activismo” consideró.
También señaló que es importante entender que rol juega el género en las investigaciones y por eso es necesario “romper la barrera invisible entre el universo de la académica y la militancia en territorio es una obligación de nosotras para nosotras, democratizar la información es también generar un lenguaje más amigable y facilitar el acceso a la información. El feminismo será popular o no será”.
Contó que hace un mes el senador Rubén Martinez Huelmo, solicito a la Camara de Senadores “la contemplación por parte de Presidencia, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Economía y Finanzas, la Dirección Nacional de Impositiva y la Dirección Nacional de Aduanas, un tema relevante para las mujeres que fue votado afirmativamente por el senado de nuestro país: la menstruación”.
“¿Cuánto nos cuesta a las mujeres menstruar?” se preguntó, “siendo que es algo que nos podemos optar y que tiene una repercusión directa en nuestras actividades cotidianas. En nuestro país los productos de gestión menstrual tienen un IVA equivalente a los productos de belleza ¿o la belleza es algo que no podemos evitar o la menstruación está completamente invisibilizada como factor de desigualdad? Me animaria a decir que es la segunda opción” indicó.
Con este ejemplo, Amalia Amarillo explicó que “estas acciones son políticas públicas que nos corresponden y con las que estamos en falta. Podemos entender que es una obviedad que un producto de primera necesidad no puede tener un IVA que no sea básico”.
También puso el ejemplo de los pañales, otro producto de primera necesidad que también tiene este IVA no básico. “Este sería un cambio importante para la economía en los hogares y especialmente en los monoparentales que en su mayoría son llevados adelante por mujeres”.
En este sentido, dijo que “para tener políticas públicas hace falta mayor exhaustividad y cuando las investigaciones serias y comprometidas existen, es importante generar los mecanismos para el diálogo entre la academia, los hacedores de políticas y el activismo. La economía y sus aportes siguen siendo indispensables para para la lucha feminista. Es una de las disciplinas más importantes para el movimiento”.
También se refirió a los estudiantes y dijo que “el feminismo es prácticamente materia prima para la extensión universitaria”.
Concluyó su exposición indicando que “la demanda para la economía es entonces compromiso con la perspectiva de género y en su aporte para generar herramientas que enriquezcan el movimiento feminista y políticas públicas serias que permitan empezar a generar los cambios que las mujeres y la sociedad necesitan en pro de un Uruguay más equitativo”.