El miércoles 21 de noviembre, a los 98 años, falleció Luisa Cuesta, referente de la lucha por la búsqueda de los detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar.
Luisa Cuesta nació en 1920, en Soriano, trabajó en un taller de chapa y pintura hasta el 28 de junio de 1973, al día siguiente del golpe de Estado, cuando fue encarcelada por siete meses. Su hijo, Nebio Melo Cuesta, estaba vinculado al Partido Comunista Revolucionario y por ello el Servicio de Información de Defensa pidió su captura en 1973. A comienzos de 1974 se exilió en Argentina con su esposa y su hija; fue secuestrado en 1976, cuando tenía 32 años, y nunca más se supo de él. Su madre lo buscó desde entonces, primero en Argentina, luego desde Europa conformando asociaciones de personas que buscaban a sus familiares desaparecidos. Luisa Cuesta volvió a Uruguay en 1985 y se integró al grupo de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos-Desaparecidos. Tras 42 años de búsqueda, Luisa falleció sin saber qué pasó con su hijo.
En agosto de 2013 se la honró con el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República. En esa oportunidad, el entonces rector, Rodrigo Arocena, expresó que “muchos queremos enseñar, sentimos la pasión de enseñar, de ayudar a otros a aprender, a veces algo logramos en eso de enseñar, pero sabemos bien que lo más difícil de enseñar tiene que ver con la formación ética, y en la formación ética muy pocos son maestros. Porque ¿cómo se enseña la virtud, cómo se enseña a vivir como es debido? Es una pregunta abierta y planteada desde hace milenios y que tiene una respuesta tan difícil como sencilla: se enseña a vivir como es debido, viviendo". Luego, le dijo: “Querida y admirada Luisa Cuesta, lo que está haciendo hoy la Universidad es nada más ni nada menos que reconocer a una gran maestra. Por eso al darte este pequeño título, ejemplo de un cariño y una admiración grande, hablando seguramente en nombre de toda la República, la Universidad te dice: muchísimas gracias”.
La Facultad y la Universidad tienen un compromiso con la sociedad uruguaya, su memoria histórica y los derechos humanos. Hoy, al igual que ayer, resulta necesario continuar con la lucha por verdad, memoria y justicia.
Foto: Juan Ángel Urruzola