El 18 de diciembre de un año muy particular, por demás difícil para muchos y no menos para mí, siento una emoción enorme y la quiero compartir. Primero decir que todo lo que nos proponemos en la vida con esfuerzo y mucho trabajo, sale. Hoy he alcanzado un sueño, terminar mi carrera de Contadora Pública.
Di mi ultimo parcial ahora de noche y esperar la calificación fue una real agonía. Pero la satisfacción de ver esa nota de mi última materia fue espectacular. Después vino llorar de emoción. Avisar a mis seres queridos, mis hijas mayores que no están acá, una de ellas dando examen a la misma vez en Montevideo. Los nervios de todo el día, el estudio, etc., todas cosas que las volvería a pasar sin dudas.
Feliz por mí, por mi familia, y feliz por dejarles a mis hijas algo muy preciado que es el amor por el estudio, la voluntad, la perseverancia.
Amo estudiar, soy profe hace años, hace 24 largos años, de sentirme muy feliz dentro de salones de clase, de interactuar con mis alumnos, soy feliz haciendo eso todos los días. Pero en un rinconcito de mi corazón quedaba mi carrera inconclusa. Hasta que hace 4 años atrás decidí incursionar nuevamente en esta etapa universitaria.Y hoy, por tanto siento tanta felicidad y orgullo de decir:
¡Soy Contadora Pública!
GRACIASa, primero que nada, la Udelar, nuestra educación pública universitaria, a CURE Treinta y Tres donde pude desarrollar mi carrera, gracias a la descentralización. Gracias a Cecilia Ois, referente de la carrera, quien me tomó muchos exámenes
y tuvo la palabra justa en el momento adecuado. Gracias a tantos amigos que me hice en este hermoso camino, gente joven y no tan joven que como yo cumplen sueños. No puedo nombrar a todos porque seguro me van a faltar. Laura Farina López, Mariela Mena, Jaime Villarmarzo, María Eugenia Dávila González, Maite Centurión, Gonza Castillo, Agustina Viana, Mariana Machado, Claudia Cabrera, Gabriela Olivera Costa, Leticia Cardozo y muchos pero muchos mas.
Gracias por haberlos encontrado. La vida universitaria me los regaló.
Y un gracias enorme a mi familia, a Pato Bittencourt por estar siempre apoyando y aguantando mis alegrías y tristezas, Florencia Araújo Techera, Agustina Araújo Techera y Anastasia Bittencourt, gracias a ellas tres, que son mi razón de ser y poder seguir. Los amo mucho.
Y gracias a mi por no decaer, por meter garra, por seguir adelante. Ahora merecido descanso.
Cdra. Patricia Techera.