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"En la práctica profesional se pueden empujar agendas con perspectiva de género con participación colectiva"

Mi compromiso principal es con el desarrollo pleno de las personas que transitan la institución, FCEA pero también la Udelar; apuesto a integrar la perspectiva de género como un eje transversal. Entiendo que desde la práctica profesional se pueden impulsar agendas con perspectiva de género construidas con participación colectiva amplia, que lleven la enseñanza, investigación y extensión a un plano más igualitario. Es vital colaborar con la institución en generar evidencia en un contexto espacial, geográfico, histórico, cultural y socialmente determinado; algo que permita materializar el esfuerzo por apostar a la calidad y rigurosidad en la comprensión de las limitaciones que enfrentamos como mujeres profesionales. La apuesta es a transformar realidades en una institución que tiene dificultades para comprender las inequidades de inicio que materializan desigualdades y no permiten desarrollar vidas plenas.

Esto involucra la porfiada tarea de orientar un camino difícil, que tiene obstáculos, que sufre retrocesos, que vive las brechas de desigualdad de forma explícita pero que no tiene vuelta atrás, sigo abrazando la lucha por derechos y los derechos de las mujeres en este contexto son los menos reconocidos. En este año 2025 se cumplen 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, es momento de insistir en la igualdad de género donde las personas tengan igualdad de oportunidades peleando con asimetrías de poder, asimetrías que deberían ser diagnosticadas, entendidas, resistidas y porque no revertidas.

Comparto a continuación algunos datos que indican que aún hay muchísimo camino por recorrer. En Uruguay, la brecha de género se ha reducido en los últimos años, pero aún existe una desigualdad entre hombres y mujeres en diversos ámbitos, comenzamos con datos del ámbito laboral porque entendemos son las restricciones más fuertes a la hora de generar autonomía económica que ponga fin a la violencia desatada que se ilustra al final.

Con relación a la participación laboral y el desempleo nos presenta en condiciones fuertes de desigualdad. En 2024, la tasa de participación laboral de las mujeres fue de 56,8%, mientras que la de los hombres fue de 73%. La brecha de género en la participación laboral es mayor en Uruguay en comparación con los países de altos ingresos. Las mujeres presentan mayores tasas de desempleos que los varones, 9,3 es el desempleo de las mujeres contra 5,9% que presentan los varones. El corolario de la historia anterior es la incidencia de la pobreza que nos golpea más fuertemente. El porcentaje de hogares pobres con jefatura femenina fue mayor que el de hogares con jefatura masculina. La pobreza incide en mayor medida en hogares monoparentales femeninos.

Y para el final algunas muestras de dolor más fuerte, durante el año 2023 se registraron 56 homicidios a mujeres, de los cuales el 39% fueron en el contexto de violencia doméstica. El 77% de las mujeres mayores de 15 años declara haber sufrido violencia basada en género en algún momento de su vida según encuestas realizadas a nivel nacional a mujeres. Y lo que nos debería interpelar fuertemente es que en el año 2022 Uruguay tuvo una de las tasas más altas de femicidios de la región.

Testimonio de Andreina Moreira, consejera de FCEA 

8M: Mujeres que mueven

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