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Mesa sobre 50 años de “El Proceso Económico del Uruguay”

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En el marco de los festejos por el 70 aniversario del Instituto de Economía (IECON), un recorrido por la trayectoria intelectual de la institución tiene una parada obligada en 1969, con la publicación de “El Proceso Económico del Uruguay”. Se trató de un hito en la producción académica nacional, propio de su tiempo y de alto impacto político y social. Entendemos que volver sobre su consecución, su marco histórico y sus implicancias es reconocer su contribución a la formación del pensamiento económico nacional y valorar sus contribuciones de largo plazo.

La década del sesenta significó un proceso de radicalización política y profesionalización de la investigación en las ciencias sociales en América Latina y en nuestro país. Ante el estancamiento y los fuertes desequilibrios económicos que acompañó a muchos países latinoamericanos tras la apuesta por la industrialización dirigida por el Estado, así como el ascenso del autoritarismo en el Cono Sur, desde las ciencias sociales se construyó una explicación del subdesarrollo: el dependentismo.

Este “giro dependentista” tuvo como momento fundacional en nuestro país la elaboración y publicación del libro “El Proceso Económico del Uruguay” en 1969. Se trató de una producción colectiva cuyos principales responsables fueron Raúl Trajtenberg, Raúl Vigorito, Samuel Lichtensztejn y Alberto Couriel, y en la que participaron 20 investigadoras e investigadores del IECON, Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA) de la Universidad de la República (Udelar). Sus principales redactores figuran como representantes, desde el ejercicio disciplinar de la economía, de la “generación crítica”. Fuertemente influenciados por el pensamiento latinoamericano y el marxismo estructuralista francés, las hipótesis centrales del libro sobre el funcionamiento de la economía uruguaya pautaron una agenda de investigación en economía que fue hegemónica durante el período que va desde su publicación hasta 1973 y, aunque en menor grado, siguió siendo muy influyente durante la transición democrática.

Escrito en diez meses, el libro consta de tres partes. En la primera, se desarrolla el marco teórico de carácter marxista y dependentista, a la vez que se ofrecen interpretaciones sobre el estancamiento ganadero e industrial. En la segunda, se brinda una explicación de los altos niveles de inflación que tenían lugar en Uruguay desde fines de los cincuenta, en clara contraposición a las explicaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), dominantes en aquel entonces. En la tercera y última parte se hace un análisis de coyuntura en el que se detalla lo acontecido, principalmente en 1968, y lo que era esperable en ese contexto económico.

La mesa contó con cuatro expositores: Pablo Messina, Gerónimo De Sierra, Daniel Olesker y Alberto Couriel. Messina, quien viene investigando sobre el impacto académico y político del libro y sus autores, desarrolló un conjunto de hipótesis para intentar comprender la enorme resonancia del libro: el “boom editorial”, la proliferación de ensayos y artículos sobre la “crisis estructural”, el proceso de profesionalización académica y, además, algunos de los contenidos del libro.

En este sentido, destacó que el libro constituye una de las tres explicaciones fundamentales sobre el estancamiento ganadero en Uruguay junto con la interpretaciones estructuralista y neoclásica. Si bien todas las interpretaciones ponen el acento en la falta de adopción de tecnología como explicación del estancamiento, su particularidad radica en que, a contrapelo de la concepción predominante en la época, el trabajo parte de la existencia de una “racionalidad capitalista” de los productores ganaderos; o sea, la búsqueda de rentabilidad y la respuesta a estímulos económicos.

Gerónimo De Sierra, contextualizó aún más en el contexto académico de aquel entonces y remarcó los grandes paralelismos entre el proceso de profesionalización académica en el IECON y el que atravesó el Instituto de Ciencias Sociales. También enfatizó la importancia del libro para los sociólogos de aquél entonces porque el libro incorporó “las relaciones sociales a la estructura económica, mientras que los sociólogos estábamos intentando incorporar la estructura económica a las relaciones sociales”.

Dicho esto, también comentó parte de la crítica elogiosa que le realizara al libro en 1970 publicada en la Revista de Ciencias Sociales. En la misma, luego de destacarse un conjunto de virtudes del Proceso Económico del Uruguay, De Sierra comentó las críticas que realizara en torno a la noción de “estructura social” implícita en el libro. En particular, cómo se caracteriza a las “clases medias” y las deficiencias del libro en este sentido.

Daniel Olesker ordenó su intervención en tres partes. En la primera, analizó al libro dentro de las corrientes dependentistas, ubicándolo más cercano a las versiones de Theotonio Dos Santos y Vania Vambirra en contraposición a la versión “maximalista” de Gunder Frank y a la más “endogenista” de Cardoso y Faletto. Asimismo, destacó la importancia de la segunda parte del libro, donde se analiza a la inflación como mecanismo distributivo y la enorme influencia que tuvo en discusiones en el movimiento sindical durante los ochenta, inspiradas, al menos en parte, en la interpretación del Proceso.

En la segunda parte, abundó sobre la influencia política del libro afirmando que fue fundamental para la formación política de una generación amplia de militantes de aquel entonces. Destacando principalmente organizaciones como el Movimiento de Independientes 26 de Marzo y el MLN-T. Afirmó que en aquel entonces, más allá de que no todo el mundo había leído el libro, había ciertas premisas que se fundamentaban con el mismo y que eran parte del sello identitario de algunas corrientes políticas: los ganaderos son capitalistas, la inflación es un mecanismo de distribución regresivo y la salida se entendía por liberación nacional y el socialismo. Destacó, en este sentido, también, algunos aportes de la década del sesenta de Vivián Trías, que habían sido muy influyentes en esta interpretación. Por último, realizó un rescate de la experiencia de los grupos de estudio en la cárcel de Punta Carretas y en el Penal de Libertad, donde se estudió el libro y se debatió en torno a sus hipótesis.

Por último, presentó Alberto Couriel, uno de los cuatro redactores principales del libro. Destacó la importancia del contexto y del enorme impacto que tuvo en su generación la Revolución Cubana. Además, habló de la importancia de la CIDE, como experiencia formativa para muchos de ellos y como generadora de información, así como experiencias previas de gestión y de investigación de varios de los autores.

En cuanto a los contenidos del libro, destacó la influencia del dependentismo y el aporte central de Octavio Rodríguez en ese sentido, quien venía de trabajar en el ILPES con Fernando Henrique Cardoso. Asimismo, enfatizó en la explicación que el libro le otorga a la política de congelamiento de precios y salarios de Pacheco, cómo fueron las discusiones internas en ese sentido y los aportes que realizó el libro.

La contribución del Proceso Económico del Uruguay a la formación del pensamiento económico nacional fue trascendente y sus aportes perduraron en el tiempo. Reconocerlos e interpretar sus aportes valoriza la construcción disciplinar, le da dimensión y lo destaca como hito de la producción uruguaya en economía.

 

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