--Departamento de Economía
En el marco de la planificación de encuentros periódicos del Departamento de Economía focalizados en las distintas funciones universitarias, el 12° Encuentro del Departamento realizado los días 27 y 28 de julio se centró en la actividad de enseñanza, con particular énfasis en la enseñanza de la economía y las modalidades adoptadas en nuestra Facultad para afrontar las consecuencias de la pandemia del COVID-19.
Si bien la propuesta original se orientaba a una jornada presencial con varias instancias de trabajo e intercambio, fue replanificada tanto en su diseño como en su contenido principal a partir de los cambios en las condiciones –tanto de la realización de eventos como del desarrollo de la función de enseñanza en sí misma– que hemos afrontado en el primer semestre de 2020. La experiencia, aprendizajes y desafíos que quedaron de relieve luego del arduo trabajo docente realizado durante el período sugieren la necesidad de brindarnos una instancia de formación, reflexión e intercambio sobre nuestras prácticas de enseñanza y enriquecerla con las experiencias de otras universidades. Haciendo alusión al contexto actual y a la experiencia de los cursos de este semestre de la Universidad de la República, el evento llevó por nombre La más remota idea. Aprendizajes y enseñanzas en tiempos de educación a distancia. Cabe destacar que, al igual que en las anteriores ediciones del Encuentro del Departamento de Economía, el actual coincidió con la muestra de materias opcionales del semestre par ofrecidas por las Unidades Académicas del Departamento.
El lunes 27 de julio a las 16:30, tuvo lugar la primera actividad del Encuentro. Con la convicción de que debíamos atender las experiencias que se han transitado en otros sitios, conocer otras realidades y aprender de sus vivencias, nos propusimos convocar a expertos de otros países para dialogar con ellos. Es así que La más remota idea. Aprendizajes y enseñanzas en tiempos de educación a distancia comenzó con un seminario virtual que contó con la participación y exposición de destacadas expertas y expertos internacionales sobre la educación en ciencias sociales en el contexto de emergencia sanitaria. El seminario, que fue moderado por el Prof. Henry Willebald, Director del Departamento de Economía, comenzó con la participación de la Mgs. Valeria Odetti, docente de la Universidad de Flores y FLACSO (Argentina), quien expuso sobre Estrategias didácticas para la educación remota en la universidad. A continuación, realizó su presentación el Dr. Juan Camilo Cárdenas, profesor de la Universidad de los Andes (Colombia), quien disertó sobre El COVID nos invita a repensar la enseñanza de la economía: Qué sigue y qué cambia. La tercera exposición estuvo a cargo de la profesora Juliette Levy, de la University of California-Riverside (Estados Unidos), cuya presentación se tituló Pandemic University: el espacio académico en tiempos de corona (virus19). La última presentación del seminario estuvo a cargo de Roberto López Varela, profesor de nuestra Facultad y Director de la Licenciatura en Economía, quien presentó COVID 19: la enseñanza debe continuar.
Estrategias didácticas para la educación remota en la universidad
Valeria Odetti planteó que hasta el comienzo de la pandemia había, en términos generales, una inclusión muy escasa de tecnologías en las prácticas de enseñanza en las universidades de Argentina y Uruguay, además de escasa o nula reflexión sobre la didáctica a nivel universitario. En este contexto, ante la llegada de la pandemia, las instituciones universitarias fueron reaccionando en función de sus lógicas propias y de su preparación en materia de educación a distancia. Cuando, ante la necesidad de rediseñar la forma de enseñanza, las universidades tuvieron que salir a improvisar, se encontraron con un primer gran escollo: la ruptura del tiempo y del espacio, de lo público y de lo privado. Las nuevas prácticas de enseñanza generaron una irrupción de la vida privada en los ámbitos laborales, y viceversa; hubo una ruptura de temporalidades que acabaron condensadas, además, en un espacio acotado.
En el plano de la enseñanza, muchas reacciones iniciales, tanto de docentes como de estudiantes, tendieron a buscar “sostener el plan”, a reproducir la presencialidad a través del uso de herramientas tecnológicas; sin embargo, afirmó Odetti, la realidad obligó a pensar otro plan, a repensar las formas de enseñanza. Empezaron a aparecer factores que permiten pensar en cambios post-pandemia.
Antes de la pandemia, en la mayoría de los casos, las aulas virtuales eran utilizadas solamente como repositorios de documentos. Con la necesidad de reformular los cursos a raíz de la pandemia comenzó a aparecer, además de mayor organización de los contenidos académicos, mucha experimentación en cuanto a su formato, como ser videos, materiales interactivos, fichas de lectura, etc. Surgió la necesidad de jerarquizar y de recortar contenidos; la pandemia obligó a repensar el contenido de los cursos estableciendo prioridades para maximizar el tiempo en la virtualidad. La experimentación con distintos formatos también generó toma de decisiones horizontales con los estudiantes, fomentó mayor intercambio entre éstos y los docentes; esto nos permite empezar a pensar que puede haber otras formas de construir la malla curricular de una carrera, dando mayor participación a los estudiantes en el diseño de la misma.
Según Odetti, una cuestión a resolver en la actualidad es la tensión entre lo sincrónico y lo asincrónico en el plano educativo. La realidad muestra que no es necesario que docentes y estudiantes estén juntos al mismo tiempo en el mismo lugar para poder construir y transmitir conocimiento, lo que a su vez nos obliga a pensar la tensión entre lo presencial y lo virtual. Lo virtual no es compensatorio de lo presencial; es necesario reflexionar acerca de cómo las universidades pueden lograr que lo presencial y lo virtual se complementen y logren ser un fluir de vínculos y de contenidos. Es necesario repensar los formatos de interacción, en particular respecto a la incorporación de juegos, aprendizaje por inmersión y realidad virtual y aumentada; formatos en donde el rol docente quede desdibujado pero no porque desaparezca sino porque es incorporado a estas experiencias educativas. Puede resultar muy difícil romper con las lógicas previas, pero esta experiencia sorpresiva, inesperada, nos puede permitir pensar que es posible (incluso a través de lo lúdico) repensar los procesos de enseñanza.
Si pensamos que volveremos a la universidad que teníamos antes del mes de marzo, no aprendimos nada. Es posible otra universidad.
El COVID nos invita a repensar la enseñanza de la economía: Qué sigue y qué cambia.
Juan Camilo Cárdenas comenzó su presentación recordando un estudio del año 2009 sobre la formación de los economistas en América Latina; dicho estudio resaltaba, por un lado, la homogeneidad del currículo en las universidades de nuestra región (neoclásico) y, por otro lado, encontraba una clara visión negativa de los estudiantes sobre los métodos de enseñanza en economía. A grandes rasgos, los métodos utilizados en la enseñanza de nuestra disciplina reflejan mucha falta de innovación, falta de relevancia y actualidad de los contenidos y falta de capacidad de los docentes para “atrapar” la atención de los estudiantes. Esta realidad pre-pandemia mostraba la necesidad de un cambio radical en la enseñanza de la economía; el COVID-19 se convirtió en un acelerador de los cambios y reflexiones que la enseñanza de la disciplina estaba necesitando. Las ideas de Cárdenas sobre estos aspectos pueden ordenarse en cuatro grandes ejes:
- La presencialidad remota: es clave darnos cuenta, como docentes, que todas las clases son presenciales. La presencialidad, sea remota o en el aula física, implica estar presentes en el proceso de aprendizaje; en este sentido, las plataformas digitales cambian la presencialidad, pero no la eliminan.
- Las evaluaciones: en cuanto a la evaluación del aprendizaje en nuestra disciplina, Cárdenas señaló que estaba volviéndose cada vez más recurrente la idea de que nos íbamos moviendo rápidamente hacia sistemas de memorización de conceptos básicos (por ejemplo, a través del uso de preguntas de múltiple opción), lo que erosionó nuestra capacidad de evaluar otras competencias durante el proceso de aprendizaje. La pandemia puso sobre la mesa la necesidad de repensar las formas de evaluación, de pasar de la memorización a la reflexión crítica, de buscar que los estudiantes aprendan los conceptos para su aplicación a la resolución de problemas concretos. Podemos pasar, por ejemplo, de buscar que los estudiantes memoricen las ideas de distintas escuelas de pensamiento económico a buscar que puedan reflexionar y contrastar críticamente el planteo de distintas escuelas. Incluso a través del uso de preguntas de múltiple opción es posible apelar a la capacidad crítica y de reflexión de los estudiantes; la clave está en cómo se diseñan estas preguntas.
La virtualidad obligó a pensar sobre los métodos de evaluación, obligó a evaluar a los métodos de evaluación; llegó el momento de transformarlos.
- La interacción en el aula: el salón de clase en economía se ha organizado a través de clases presenciales expositivas, con un rol central del docente y con estudiantes participando en un papel mucho más pasivo. Las herramientas digitales nos pueden permitir interactuar de una forma mucho más colaborativa: el profesor puede dejar de comunicar información unidireccionalmente hacia los estudiantes, posibilitando una mayor interacción de ida y vuelta entre profesores y alumnos. Para lograr establecer este tipo de relacionamiento es clave pensar en cómo trabajar lo sincrónico junto con lo asincrónico; esto puede permitir mayor interacción entre los estudiantes, haciendo que el proceso de aprendizaje se vuelva colaborativo y que el rol del estudiante se vuelva mucho más relevante.
En este sentido, es necesario considerar que, para que esto suceda, el profesor tiene que renunciar a algo: al poder. Es necesario renunciar a la idea de control y poder que subyace en las modalidades tradicionales de enseñanza y liberar el poder para permitir dinámicas descentralizadas.
- El funcionamiento de la economía: en relación a la forma en que debemos repensar a nuestra disciplina y, en particular, a su forma de enseñanza, Cárdenas expuso cuatro grandes ideas: Fijar plazos flexibles para la entrega de tareas por parte de los estudiantes, sin que la entrega fuera de plazo tenga consecuencias mayores en la evaluación del curso.
- Es necesaria una mayor humildad en la relación entre la economía y la naturaleza, y esto quedó muy claro con la llegada de la pandemia actual, en la que un pequeño microorganismo logró acorralar a los 7 mil millones de habitantes del planeta. Debemos bajarnos del modelo antropocéntrico, comprender que la economía está subordinada a la naturaleza y que por tanto es necesario tener mayor humildad frente a los grandes desafíos que la naturaleza nos impone. Esta humildad en la economía y en su enseñanza es fundamental, ya que tradicionalmente la disciplina ha planteado al sistema económico como dominador de la naturaleza.
- Todos dependemos de todos, necesitamos prestarle mayor atención a las externalidades, que están presentes en todo momento y en todo lugar. Las externalidades son omnipresentes en el sistema económico; no son fallas o excepciones, son habituales en las interacciones sociales. La pandemia nos demostró que estamos absolutamente relacionados unos con otros, y que las relaciones y la interdependencia entre seres humanos son mucho más importantes que la individualidad.
- El Estado es una figura importante y necesaria para enfrentar los problemas. Hoy, hasta los economistas más libertarios están asumiendo la importancia de la intervención del Estado en la economía. Es necesario repensar el peso que le estamos dando al papel del mercado y al papel del Estado, así como debemos repensar el rol de la comunidad en la economía. Podemos volvernos más keynesianos, pero también más ostromianos y smithianos.
- La recuperación de la dimensión ética en la economía es otro factor necesario. Como hija de la filosofía moral, la economía que nació de reflexiones sobre la ética y el deber ser, tiene que volver a sus orígenes. La dimensión ética debe ser parte central de la reflexión, y debe, necesariamente, complementar a la noción de utilitarismo tan arraigada en la disciplina.
Pandemic University: el espacio académico en tiempos de corona (virus19)
Juliette Levy comenzó su presentación señalando un punto en común con la enorme mayoría de los docentes universitarios: ni en sus estudios de grado ni en el doctorado tuvo formación en enseñanza, por lo que, al igual que la mayoría de los colegas, lo que sabe de enseñanza lo aprendió, precisamente, enseñando.
En relación a la pedagogía digital, el planteo de Levy se basó en la idea de que es necesario pensar en la pedagogía antes que en la tecnología, dado que gran parte de los problemas que ha enfrentado la enseñanza universitaria se originan en el razonamiento inverso. Señaló, a modo de ejemplo, una encuesta realizada entre sus estudiantes en la University of California Riverside, que mostró lo difícil que fue para los estudiantes continuar el cursado en el contexto de pandemia: el 80% ha sufrido problemas de ansiedad, 50% siente que no cuenta con la infraestructura suficiente para mantenerse en línea todo el día (ya sea por no tener una computadora con la capacidad necesaria, por problemas de conexión o por tener que realizar tareas de cuidados en el hogar), 47% se encuentra atravesando problemas económicos relevantes, 97% pide que haya mejor coordinación entre los cursos de la carrera y el 100% pide mayor flexibilidad para poder realizar el cursado. Con esos números, no es de extrañar que los estudiantes quieran volver a la situación anterior, pre-pandemia, ya que tuvieron que enfrentarse a un importante aumento en la cantidad de trabajos en relación a lo que efectuaban en la presencialidad.
A continuación, Levy planteó una serie de características que, a su entender, deberá tener la universidad pandémica o post pandémica, la que no será tal cual la conocimos. La simple idea de tener un profesor frente a una clase ya no funcionará; las plataformas virtuales vuelven todavía menos interesante una clase en la que una persona está exponiendo y el resto solo escuchando pasivamente. En la universidad pandémica se tendrán que usar todas las tecnologías para el aprendizaje y la reflexión crítica; y tendrá que aprovecharse la tecnología para privilegiar a la pedagogía.
La Universidad del futuro tiene que ser una universidad inmersiva e hibrida. Las distintas plataformas nos ayudarán a personalizar la educación, no solo a hacerla remota sino que, por el contrario, la harán más cercana. Pensar en el lado lúdico de la enseñanza debe ser central, y en eso las plataformas virtuales pueden ser de gran ayuda dado que pueden permitir vencer las resistencias al aprendizaje. La curiosidad y la colaboración pueden volverse una parte clave del proceso de aprendizaje.
Obviamente, señaló Levy, estos cambios requieren mucho trabajo, una inversión muy grande de tiempo, y para muchos docentes implican e implicarán enfrentarse a una curva de aprendizaje empinada. Al respecto, hay algunas recomendaciones que pueden ser tenidas en cuenta:
- Dar la posibilidad de sumar puntos extra para el curso, dar muchas oportunidades para acumular, de a poco, puntos para conceptuar una evaluación más integral. Puede tratarse, por ejemplo, de pequeños puntos extra por hacer resúmenes de una película sobre un tema histórico o un libro determinado o una nota de prensa.
- Crear ejercicios de bajo riesgo. Hacer que sea posible realizar más práctica por parte de los estudiantes. Esto permite que practiquen sin el temor de perder puntos por hacerlo; el resultado para los estudiantes acaba siendo mucho menos estrés y mayor aprendizaje.
- La Unidad Curricular Introducción a la Microeconomía, con 2140 alumnos matriculados, tuvo revisiones con tres tandas de estudiantes en distintos horarios. A pesar de esto, los resultados obtenidos en 2020 fueron muy similares a los de 2019, además de que tampoco se registró una diferencia significativa en los puntajes medios obtenidos por los estudiantes de las distintas tandas.
COVID 19: la enseñanza debe continuar
Roberto López expuso sobre cómo enfrentaron la virtualidad las unidades curriculares (UC) del Departamento y los estudiantes de la Licenciatura. López señaló, en primer lugar, que el 80% de las UC utilizó como herramienta a las clases grabadas; además, cerca del 70% de las mismas utilizó la herramienta de EVA para clases en línea y grabación de clases (BigBlueButton- BBB) y/o la plataforma Zoom. En el semestre, más del 40% de los cursos crearon y utilizaron herramientas de autoevaluación y cerca del 20% utilizaron diapositivas con audio.
En cuanto a la forma de evaluación (y considerando resultados parciales, puesto que el semestre recién está terminando), las UC del Departamento incorporaron más instancias de evaluación y nuevas modalidades no tradicionales. El formato clásico de dos revisiones por curso mutó, incorporando más revisiones, controles de lectura y otras formas de evaluación. La cantidad de instancias de evaluación (revisiones y controles de lectura) se incrementó un 34% frente al mismo semestre de 2019, además de que se incorporaron muchas otras formas de evaluación. Contrario a lo que se temía al comienzo de la emergencia sanitaria, en el primer semestre de 2020 hubo, en comparación con igual periodo de 2019, un 9% más de estudiantes que llegaron a rendir la primera prueba de las UC; en este sentido, la virtualidad no solo no redujo la cantidad de estudiantes activos, si no que la aumentó. Además de esto, el 73% de las UC tuvieron más estudiantes activos durante este semestre, lo que muestra que el aumento de la cantidad de estudiantes fue generalizado y no se concentró solo en algunos cursos.
Si se comparan los resultados obtenidos por los estudiantes en los cursos del primer semestre de 2020 con los obtenidos en 2019, lo que se encuentra es que no hubo cambios significativos ni en los puntajes máximos alcanzados, ni en los mínimos, ni tampoco en la media ni la moda. A pesar de los miedos que inicialmente generó la virtualidad en cuanto a la evaluación de los procesos de aprendizaje, los resultados acabaron siendo muy similares a los obtenidos en el formato tradicional de cursado.
Para cerrar su presentación, López hizo referencia a tres “casos de interés” dentro de las experiencias vividas en las UC del Departamento:
- La Unidad Curricular Sistemas de Descripción Macroeconómica, que ya había finalizado todas sus instancias de evaluación al día en que se realizó el webinar, tuvo más estudiantes en la primera prueba de evaluación este año que en 2019. Si se mira la cantidad de estudiantes que exoneraron el curso en relación a quienes dieron la primera prueba, lo que se observa es que los porcentajes son prácticamente iguales (44% y 43%) en 2019 y en 2020. Además de esto, en 2020 incorporaron otras modalidades nuevas de evaluación.
- Encuesta estudiantil a estudiantes de la Unidad Curricular Economía de América Latina. La UC realizó un relevamiento entre sus estudiantes que incorporó varias preguntas, de las que López mencionó dos:
- Ante la pregunta de cómo vivieron el curso en su modalidad virtual, el 43% de los estudiantes respondió que no tuvo problemas, el 44,7% que en la mayor parte del tiempo no tuvo problemas y solo un 11% señaló que, en momentos específicos, tuvo que enfrentar varios problemas para el cursado.
- Ante la pregunta respecto a qué tipo de modalidad de cursado preferirían en un futuro, el 14,6% de los estudiantes respondió que preferiría un curso presencial, 24,3% que preferiría un curso virtual como el que tuvieron este 2020 y el 61,2% respondió que preferiría un curso mixto, con partes presenciales y partes virtuales.
A raíz de estos resultados, López destacó que, si los cursos no hubieran sido buenos, los porcentajes de la encuesta mencionada hubieran sido otros. Más allá de la dicotomía entre lo físicamente presencial y lo virtual, este año los docentes, acicateados por la crisis y la necesidad de repensar los procesos de enseñanza, nos reinventamos y reinventamos los cursos, y eso parece haber sido valorado positivamente por los estudiantes. A pesar de la distancia física, la virtualidad nos permitió estar mucho más cerca en varios aspectos del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Aprendizajes y mucho por trabajar
La Conferencia significó colocar sobre la mesa de discusión un conjunto amplio de temas que resultan claves a la hora de pensar el proceso, evaluar sobre nuestras prácticas docentes y reflexionar sobre cuáles serán los caminos que adoptaremos en el mundo post-pandémico. No tenemos dudas de que muchas alternativas pedagógicas e instrumentos didácticos llegaron para quedarse y que ello abre un abanico de posibilidades enorme, el cual no sólo nos desafía como docentes, sino que nos permite mirar cómo hemos desarrollado la función de enseñanza hasta ahora, evaluarnos e imaginar el futuro con una visión renovada.
La Conferencia la cerramos discutiendo algunos temas que fueron surgiendo a partir de la participación de los asistentes al evento y todos ellos fueron presentados en clave de “desafíos”. Esto es, ¿cómo logramos una formación pedagógica integral y flexible de nuestros cuerpos docentes? ¿es posible construir comunidad académica desde las experiencias remotas? ¿cómo lidiar con evaluaciones de los estudiantes que, claramente, deberán ser diferentes a como lo hacíamos antes (y durante tantísimo tiempo)? ¿qué significa redefinir el rol docente, construir relaciones más interactivas con los estudiantes y estar inmersos en el proceso de educación? ¿cómo recuperar la dimensión ética de la economía y volver al tronco disciplinar que significaba la discusión sobre la filosofía moral y política?
Desde el Departamento, el compromiso para abordar estas cuestiones está definido y nos consta que los docentes están en la misma búsqueda de opciones para mejorar el desarrollo de la función enseñanza día a día. No queríamos finalizar este post sin volver a agradecer a los ponentes en la conferencia, profesores Valeria Odetti, Juan Camilo Cárdenas, Juliette Levy y Roberto López por su tan valiosa contribución.