--Maximiliano Presa
Cómo construir un modelo en tu tiempo libre, y por qué hacerlo: señales sobre la forma de trabajar y pensar de los economistas
En un documento publicado originalmente en 1997, Varian (2016) brinda una serie de recomendaciones dirigidas a economistas sobre cómo construir un modelo económico en su tiempo libre. El primer paso es encontrar una idea, surgida de la experiencia diaria o de las conversaciones con no especialistas. Si esta idea puede hacer un aporte significativo, se prosigue con la construcción del modelo, identificando sus “piezas” y aplicándolo a una situación puntual, repetidas veces. Si se llega a un resultado interesante, Varian propone simplificar ese modelo en etapas sucesivas, de modo que solamente incorpore las piezas fundamentales para que funcione. La siguiente etapa consiste en generalizar el modelo. Ahí es donde se incorpora el conocimiento del investigador (en teoría económica y métodos) para complejizar el modelo. El proceso finaliza con el chequeo de resultados anteriores y la puesta en conocimiento al público académico en instancias de intercambio, que pueden generar posteriores modificaciones.
Las expresiones en cursiva en el párrafo anterior son términos que aparecen explícita o implícitamente en el libro de Mary S. Morgan (2012) que aquí se reseña, y que amplía el estudio de la elaboración y la utilización de los modelos en economía. Este libro resume en 10 capítulos 15 años de producción académica de la autora en torno a este tema, con un análisis profundo de las funciones y los usos que ha tenido y tiene la modelización en economía.
Uno de los principales aspectos que se destaca de esta obra es su doble perspectiva. En su faceta filosófica, se hace referencia a un conjunto de conceptualizaciones y debates de la filosofía de la ciencia. En este sentido, el texto refiere al problema de la economía como ciencia y la elaboración, uso, y aprendizaje desde los modelos. La faceta histórica refiere al proceso de naturalización de la modelización en economía, representado en el estudio de casos. De esta forma se pretende dilucidar cómo se impuso el razonamiento por medio de estos dispositivos en la economía y cuáles fueron las consecuencias de este proceso.
En este recorrido histórico-filosófico se aborda un conjunto de temas y debates en economía, cuya relevancia llega hasta el día de hoy. Por ejemplo, el uso del método deductivo, el individuo como sujeto de análisis, los roles de la formalización matemática y la narrativa en la argumentación, y la validez experimental en la inferencia, entre otros. Mientras que la primera mitad del libro (capítulos 2 a 5) se dedica, fundamentalmente, a investigar el proceso de creación de los modelos (crear “el mundo en el modelo”), en la segunda mitad (capítulos 6 a 9) el estudio intenta dilucidar cómo se genera nuevo conocimiento a partir del uso de los modelos (ver “el modelo en el mundo”). Los capítulos 1 y 10 actúan, respectivamente, como una introducción general y una conclusión.
Modelar: un método para cuestionarse e investigar (enquire)
En el primer capítulo de la obra se manifiesta su idea principal: se debe entender a la modelización no solo como un método para brindar explicaciones a teorías, sino también como un proceso cognitivo (y creativo) en el cual se aprende sobre el objeto de estudio, adquiriendo, y a la vez usando, el nuevo conocimiento.
El recorrido comienza con la economía política de principios del siglo XIX, es decir, con el pensamiento sobre economía basado en grandes leyes cuyo nivel esencial de análisis es el social. Ésta era una ciencia verbal, cuyo modo de razonamiento se basaba en palabras. A fines del siglo XIX comenzó un proceso de cambio que derivó paulatinamente en lo que hoy se conoce como economía. Este proceso fue de la mano con el avance de la formalización en economía, planteado como equivalente al proceso de naturalización de la modelización (Morgan, 2012:19).
A fines del siglo XX, como indica la autora, la economía pasó a depender fuertemente de los modelos: “pequeños objetos matemáticos, estadísticos, gráficos, diagramáticos e incluso físicos, que pueden ser manipulados de distintas maneras” (2012:2). Su uso en economía no se limita a la investigación científica, sino que se extiende a la enseñanza de conceptos, a la generación de políticas públicas, y para tomar decisiones de forma “más tecnocrática”. Estos modelos “describen, dibujan, denotan o proveen algún tipo de representación de ideas acerca de algunos aspectos de la economía”, (2012:13) siempre con el objetivo de ser imágenes manipulables de forma sencilla, para lo cual es importante que se mantengan “pequeños”.
Profundizando en la construcción y la utilización de los modelos en economía
Para Morgan, la formalización en economía contempla dos aspectos que se presentan relacionados (2012: 0): en su acepción activa, es “dar forma a algo”, dar una figura reconocible. En el otro aspecto, se trata de darle un marco de reglas y restricciones preestablecidas a las ideas que se incorporan al estudio.
Dar forma a las ideas: cuatro métodos
La autora recoge planteos propios y de varios autores para establecer que hay no una, sino cuatro formas para “crear” un modelo, entendido como un modo de razonar. En ellas, quien modela presenta un rol activo en la representación de la realidad, similar al trabajo artesanal, enfatizando lo creativo sobre lo lógico.
La primera forma refiere a la modelización como una “nueva receta”, “integrando ingredientes” ya existentes. El estudio de caso vinculado a este método es la explicación de la distribución social del ingreso de David Ricardo, de inicios del siglo XIX. Los ingredientes son las ideas económicas previas de Ricardo, en articulación con la realidad observada, que son integrados por el proceso de formalización (en este caso, la contabilidad por partida doble). El modelo como nueva receta surge de modificar algún conjunto acotado de ingredientes bajo una forma dada de integrarlos, en un proceso cognitivo que parte de una pregunta, que tiene idas y vueltas que dependen del lenguaje elegido, y que arroja un resultado no evidente a priori, a partir de la deducción.
En el capítulo 3 se desarrolla la creación de modelos como visualizaciones. Para ello, Morgan presenta la evolución del modelo de la Caja de Edgeworth, siendo uno de los primeros desarrollos que fue incorporando la formalización matemática (primero geométrica, luego algebraica) en sus sucesivas modificaciones. Uno de los asuntos importantes de la incorporación de la matemática, además de su función “traductora”, es su función cognitiva por medio de la visualización de las ideas. En este aspecto cobran un rol especial las habilidades creativas e intuitivas. No solo se toman ingredientes como en la creación de recetas, sino que debe imaginarse previamente un conjunto de dispositivos que representen la realidad pero que no son objetos reales.
El capítulo 4 expresa el proceso de creación de personajes o “idealización”. El recorrido histórico trata sobre la conformación del “hombre económico”, que también ilustra el avance del individualismo metodológico en economía. Este proceso, que va desde Mill hasta el agente representativo neoclásico, puede ser también de abstracción, de generalización, de sustracción y/o de adición. Sirve como referencia para formular hipótesis, para guiar los cuestionamientos del investigador, y para representar ideas de forma simbólica. Crea objetos con los cuales los economistas cuestionan dentro de ellos y con ellos, en dos sentidos: para explorar la economía a partir de un benchmark de lo que se supone que es el comportamiento económico real, y para explorar cómo los humanos moldean las posibilidades y los productos, entendiéndolos como agentes.
Por último, el capítulo 5 trata la elección de analogías. Elegir una analogía, es decir, una situación que mantenga rasgos similares con el problema de interés, permite construir un retrato de cómo funciona una economía en términos de otro mundo ya conocido (Morgan, 2012:173). Este también es un proceso cognitivo e imaginativo que establece límites en la forma y el contenido del modelo. Al elegir su analogía, el economista no solo demarca qué aspectos del mundo que quiere representar eligió destacar, sino también, decide en cierta manera las posibles nuevas visiones que podrá obtener sobre su campo de interés, ya que el sistema análogo tiene sus propios límites.
Dar reglas a las ideas: determinar modos válidos de manipulación
El segundo aspecto de la formalización refiere al establecimiento de límites en los modelos. Estas reglas tienen dos orígenes: provienen de los componentes elegidos para el modelo, de su lenguaje o de su formato, de forma ajena al economista; o vienen dadas por la pregunta planteada, por el propio fenómeno estudiado, a partir del marco económico elegido. Estas reglas (“formales” y “económicas”) proveen los medios para razonar dentro de un modelo. A fines del siglo XX estos dos orígenes son difícilmente separables, ya que los conceptos y argumentos de la economía moderna están tan interconectados con los términos de sus expresiones matemáticas habituales, que no pueden ser separados (Morgan, 2012:27).
¿Cómo hacer para generar conocimiento (válido) sobre el mundo real a partir del mundo en el modelo?
En este aspecto, este libro se desmarca de otros autores (ver Reiss, 2013), quienes indican que los resultados de los modelos son “verdad” en el abstracto, quedando esa verdad aislada por medio de la idealización. También se diferencia de Sugden (2000), quien indica que los modelos económicos (teóricos) brindan explicaciones sobre la realidad a partir de la inferencia inductiva de los resultados obtenidos en “mundos creíbles” (pero contrafácticos), apelando a su credibilidad.
Morgan dedica el capítulo 6 a esta cuestión y los tres siguientes a temas vinculados. El principal punto es que los economistas hacen preguntas con los modelos, usan sus recursos para demostrar algo, y luego cuentan historias en el proceso. Esas preguntas e historias funcionan como instrumentos epistémicos en dinámicas externas e internas al modelo, respectivamente.
Por último, otra importante idea es que la narrativa, definida como la presentación verbal de una historia, permite aprender y entender aspectos del mundo en el modelo, así como a proveer interpretaciones y perspectivas sobre el mundo que el modelo representa. Provee el vínculo entre la demostración hecha en el modelo y los eventos del mundo real, en un proceso que no es lineal. Este aspecto es continuado por Morgan y otros autores en la reciente línea de investigación del Narrative Science Project.
El camino es la recompensa
Finalmente, puede decirse que este es un libro que puede aportar tranquilidad para quienes, siendo usuarios o creadores de modelos económicos, no estén seguros de su validez para generar conocimiento científico. Primero, porque no solo importa el resultado, sino el camino de la creación y lo aprendido en el mismo. Y luego, porque se puede generar conocimiento válido a partir de ellos, siempre y cuando se tenga en consideración el rol que juega la narrativa en el paso del modelo al mundo real. Por si fuera poco, si bien el componente filosófico del libro es considerable, el libro aporta una serie de insumos muy útiles a los debates actuales sobre validez externa e interna, causalidad, inferencia, representatividad, experimentos empíricos, entre otros. Y para quienes se interesen en la historia del pensamiento económico, resulta un agradable repaso por los momentos más importantes de quiebre en los últimos dos siglos, revisando temas que no se suelen cuestionar, pero sobre los cuales siempre es sano reflexionar.
Referencias
Morgan, M. S. (2012). The world in the model: How economists work and think. Cambridge University Press.
Reiss, J. (2013). Philosophy of economics: a contemporary introduction. Routledge.
Sugden, R. (2000). Credible worlds: the status of theoretical models in economics. Journal of economic methodology, 7(1), 1-31.
Varian, H. R. (2016). How to build an economic model in your spare time. The American Economist, 61(1), 81-90.