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  • 22/04/2022: Transferencias de ingresos entre actividades productivas en Uruguay (1955-2019). Estabilidad, cambio y creciente dispersión

22/04/2022: Transferencias de ingresos entre actividades productivas en Uruguay (1955-2019). Estabilidad, cambio y creciente dispersión

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--Carolina Román, Henry Willebald

¿Por qué es relevante el tema?

El mantenimiento de la estabilidad de precios es uno de los objetivos prioritarios de la política monetaria en la mayoría de los países. Dicha estabilidad suele presentarse, entre otros aspectos, como una condición necesaria para obtener un crecimiento sostenido y mantener el poder de compra de la moneda doméstica.

Un tema extendido en macroeconomía es que el problema de la inflación adquiere, al menos, dos dimensiones. Por un lado, el aumento sostenido y persistente del nivel de precios y, por otro, cambios notorios en la estructura de precios con alteraciones profundas en los precios relativos de la economía. Este trabajo aborda la segunda de las dimensiones, la cual refiere a los cambios en los precios relativos. Se trata, de hecho, de uno de los canales principales a través de los cuales se transmiten los efectos negativos de la inflación sobre el sector real de la economía (Ball y Romer, 2003).

La inflación deja tras de sí sectores productivos “ganadores” y “perdedores” y sus consecuencias tienen expresiones en, al menos, dos cuestiones próximas, pero en las cuales la literatura no suele detenerse. Por un lado, en términos de la distribución del ingreso –producto de la dispar evolución de los componentes factoriales (retribuciones al capital y al trabajo) entre sectores– y, por otro lado, en términos de la transformación estructural de la economía (la cual se expresa en distintos shares de producto entre actividades) respondiendo a expansiones/reducciones sectoriales más fundadas en la evolución de los precios que a cambios en los volúmenes de producción. Este último aspecto es el abordado en el presente estudio.

¿Cuál es el objetivo del trabajo?

Este trabajo analiza cómo la dispar evolución en los precios relativos de las actividades productivas impacta en la transferencia de ingresos entre sectores, proceso que es abordado en perspectiva histórica (desde 1955 en adelante) y atendiendo a conceptuar diferentes etapas en una trayectoria de largo plazo.

Datos e indicadores utilizados

Se estiman las transferencias intersectoriales de ingresos (TRI) a partir de la construcción de series anuales de VAB, a precios corrientes y constantes, para 13 actividades productivas entre 1955 y 2019: Agropecuaria, Pesca, Minería, Industrias Manufactureras, Suministro de electricidad, gas y agua; Construcción; Comercio, reparaciones, restaurantes y hoteles; Transporte y almacenamiento; Comunicaciones; Servicios de intermediación financiera; Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler; Administración pública y defensa, planes de seguridad social de afiliación obligatoria; Otros Servicios. A partir de esta información, se identifican las actividades “ganadoras” y “perdedoras”, en términos de las transferencias de ingresos. Las TRI –a veces referidas como al efecto en los términos de intercambio entre las actividades productivas de una economía–, para un periodo determinado, son el valor monetario real que expresa las diferencias entre el poder adquisitivo del VAB de un sector respecto al quantum de su producto (valor real) expresado en unidades monetarias del año base (Mandler, 1979; Astori, 1978). En consecuencia, las TRI dependen tanto del Valor Agregado Bruto Real como de los términos de intercambio de sus precios con respecto a la economía.

Se proponen dos ejercicios de cálculo. Por un lado, se calculan las TRI por grandes agregados sectoriales –primario, secundario y terciario– y, dadas las heterogeneidades que se constatan a su interior (especialmente en el sector terciario, agregado que incluye actividades de servicios muy diversas), se desagrega el análisis por actividades productivas. El análisis que se realiza es fundamentalmente descriptivo y se basa en ilustrar, gráficamente, las evoluciones seguidas por los distintos componentes.

Principales resultados

Considerando los grandes agregados de actividades productivas –primaria, secundaria y terciaria–, hasta los años noventa, las transferencias de recursos entre actividades comportaron una evolución sin grandes cambios que significó la progresiva reducción de la dispersión sectorial de los movimientos de recursos entre actividades. El sector terciario se presentaba, entonces, como uno de los “perdedores” y el secundario como uno de los “ganadores” (especialmente, desde comienzos del siglo XXI). Sin embargo, las discrepancias al interior de los agregados fueron en aumento y, de hecho, la trayectoria de los agregados poco representa a sus componentes.

En el sector secundario, hasta los noventa, lo que le sucedía al sector representaba, en alto grado, el desempeño de la industria manufacturera. Sin embargo, esta identificación se rompió en el siglo XXI y la evolución del agregado estuvo mediada, fundamentalmente, por lo sucedido en la construcción. La expansión de la construcción de la última década (2% promedio anual entre 2005 y 2019; 4% hasta 2014, cuando el sector hizo el pico del ciclo reciente) y el mayor crecimiento sectorial de precios (15% promedio anual mientras que el deflactor del PIB creció 8%) fueron los factores que explicaron este proceso. En los precios tuvieron especial relevancia los aumentos de salarios como consecuencia, fundamentalmente, del funcionamiento de la regulación laboral (consejos de salarios), así como una demanda fortalecida.

En el sector terciario –muy heterogéneo por definición–, comunicaciones comportó una trayectoria excepcional, perdiendo recursos sustancialmente luego de los noventa. Exceptuando ese sector, la conceptualización se modifica completamente y, efectivamente, el sector “ganador” del siglo XXI habría estado compuesto por servicios. En efecto, comunicaciones fue el único sector con caída de precios, alcanzando una tasa promedio anual de -8% entre 2005 y 2019. Esta reducción estuvo asociada a factores de tipo tecnológico y aumentos de productividad que impactaron directamente en un abaratamiento sustancial de los servicios. Si se hace la abstracción y se excluye esa actividad del cálculo, es posible visualizar dos procesos relevantes. El primero de ellos es que los servicios se transformarían en perceptores de ingresos desde otros sectores productivos en forma sostenida desde 1993 (y con la excepción de 2003-2004). En segundo término, los sectores que dieron lugar a esa captación de ingresos del siglo XXI fueron tres: actividades inmobiliarias, administración pública y otros servicios. La captación de ingresos de las primeras no debería interpretarse en forma independiente de lo comentado previamente respecto a la construcción. Son, de hecho, procesos articulados. La recomposición salarial de la función pública fue importante durante el período, lo que redundó en una captación neta de recursos desde otros sectores. Finalmente, los otros servicios es un agregado muy heterogéneo de actividades entre las que se destacan los servicios de educación y salud privados, los servicios profesionales, comunales y personales. En todos los casos, son actividades que enfrentaron una demanda fortalecida por la mejora del ingreso –y de su distribución– y la ampliación del mercado interno.

Presentar a los años noventa como una suerte de “parte-aguas” en la evolución de las TRI coloca al proceso de la “gran moderación” de la inflación (ver Zunino (2010), y Lanzilotta et al., (2014), para una aplicación al caso uruguayo) como una cuestión importante en la comprensión de los aprendizajes sectoriales frente a los movimientos de precios. Los años noventa cambiaron las condiciones inflacionarias de la economía y, con ello, la propia estructura de “ganadores” y “perdedores” vía precios. El tema no es menor en la coyuntura actual, en la cual se multiplican las expresiones de preocupación por el aumento de las expectativas de inflación de largo término afectadas por la evolución de los precios de los energéticos y commodities alimenticios[1]. La forma en la cual responderán las distintas actividades productivas será de suma importancia para el diseño de la política económica local en el corto plazo.

Puede accederse al Documento de Trabajo aquí.

Bibliografía

Astori, D. (1978) Enfoque crítico de los modelos de contabilidad social. Mexico: Siglo XXI.

Ball, L. y Romer, D. (2003) "Inflation and the Informativeness of Prices", Journal of Money, Credit and Banking, Blackwell Publishing, vol. 35(2), 177-196.

Lanzilotta, B., Rego, S. y Regueira, P. (2014) “Menos vulnerables: patrones de volatilidad y comovimientos cíclicos en Uruguay (1986-2013)”. Ponencia presentada en las XXIX  Jornadas Anuales de Economía, Montevideo.

Mandler, P. (1979) Cambio en precios relativos y transferencias implícitas de ingreso., documento S.G, Ser-. 14, 1.2.2., Santiago.

Zunino, G. (2010) "¿Experimentó Uruguay la Gran Moderación? Un análisis de cambio estructural", Documento de Trabajo, 01/2010, Centro de Investigaciones Económicas CINVE, Montevideo

[1] Sólo por mencionar un par ejemplos, ver el Blog del FMI (https://blogs.imf.org/2022/03/15/how-war-in-ukraine-is-reverberating-across-worlds-regions/) o algunas de las notas del Wall Street Journal (https://www.wsj.com/articles/war-in-ukraine-fans-the-flames-of-global-inflation-11646922368).

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