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Aspiraciones económicas de las y los jóvenes: ¿circunstancia familiar o elección individual?

Aspiraciones económicas de las y los jóvenes: ¿circunstancia familiar o elección individual?[1]

Martín Leites (IECON – FCEA – Udelar)

Rodrigo Nicolau (IECON – FCEA – Udelar)

Gonzalo Salas (IECON – FCEA – Udelar)

¿Qué son las aspiraciones?

Las aspiraciones son un conjunto de deseos o ambiciones percibidas como alcanzables que implican orientar el comportamiento, tomar decisiones y realizar acciones con el objetivo de lograrlas. En la teoría económica se las considera como un conjunto de preferencias que guían el comportamiento y acciones de los individuos con respecto al esfuerzo presente y a los resultados futuros. Así, las aspiraciones permiten a los individuos establecer metas o situaciones deseadas a mediano y largo plazo (Dalton et al., 2016; Appadurai, 2004). Las aspiraciones son un fenómeno multidimensional: un individuo puede tener aspiraciones asociadas a la educación, a su estatus social, a su riqueza o a sus niveles de ingreso (Genicot y Ray, 2020). Asimismo, las aspiraciones siempre se forman en la vida social: los individuos observan los logros y experiencias de otras personas en su entorno inmediato para dar forma a sus deseos y metas (Genicot y Ray, 2017, 2020; Bandura y Walters, 1977). Por tanto, las aspiraciones dependen no solo de las elecciones individuales, sino también de las experiencias de vida de cada individuo (Besley, 2017; Genicot y Ray, 2020). Finalmente, las aspiraciones inciden en los incentivos y motivaciones de las personas y, por tanto, configuran el marco para que los individuos se esfuercen o inviertan para obtener determinadas metas (Genicot y Ray, 2017; Appadurai, 2004).

¿Por qué es importante estudiar la formación de las aspiraciones?

Las aspiraciones de los individuos guían muchas decisiones. Por ejemplo, qué y cuánto estudiar, cómo distribuir el tiempo y los recursos, qué salario solicitar en una propuesta de empleo, etc. Por estos motivos puede ser un factor muy importante para explicar las trayectorias económicas de las personas a lo largo de su vida. En este sentido, si las circunstancias determinan las aspiraciones o si son transmitidas de padres a hijos, la manera en que se forman puede ser relevante para explicar los niveles de movilidad intergeneracional de ingresos. 

La movilidad intergeneracional mide cuánto de los ingresos de las y los hijos se encuentran condicionados por los ingresos de sus padres. Se trata de un elemento central para evaluar el bienestar presente y futuro de una sociedad. Una mayor dependencia en los ingresos de los hijos respecto a los ingresos de sus padres refleja, indirectamente, oportunidades desiguales. Esto quiere decir que el “campo de juego” se encuentra desnivelado, donde algunos jóvenes parten con notorias ventajas económicas en relación a otros. Como consecuencia, las chances de mejorar los ingresos no dependen solamente de las decisiones o acciones de las personas, sino que están condicionadas por circunstancias que están fuera de su control, como el contexto familiar.

Si las personas perciben que no existen oportunidades para la movilidad ascendente pueden adaptar sus comportamientos y acciones para afrontar este escenario. Esto ocurre, por ejemplo, cuando las personas que se encuentran en una situación económica desfavorable no adoptan acciones que podrían conducirlas a mejores trayectorias en su bienestar porque creen que dichas acciones no tendrían el impacto buscado. Esto genera uno de los mecanismos que explica la persistencia de la pobreza y la desigualdad, conocido como “trampas de baja movilidad”.

Un claro ejemplo de lo anterior serían las decisiones de los jóvenes de continuar los estudios en edades donde insertarse en el mercado laboral es una alternativa cierta. Abandonar los estudios es más probable cuando los individuos creen que las chances de acceder a un buen empleo dependen de otros factores que no están vinculados a la formación y al esfuerzo, como pueden ser los contactos o vínculos familiares. En un marco como este, en el que no depende de la voluntad y del esfuerzo de uno tener éxito laboral, abandonar los estudios en etapas tempranas es una respuesta racional ante el trato desigual en el mercado de trabajo: se espera que años adicionales de estudio no conduzcan en el futuro a mejoras sustantivas en los niveles salariales que se pueden alcanzar. Así, una familia de bajos ingresos creerá que, independientemente del esfuerzo que haga, sus ingresos seguirán siendo reducidos porque existirá una pérdida salarial asociado a su origen social, ya sea por discriminación o por ausencia de contactos. Si bien es esperable que a mayores niveles de estudio los ingresos salariales sean superiores, la cuestión relevante es si es viable resignar parte del ingreso que se obtiene en esa etapa de la vida a cambio de un mayor ingreso futuro.

Las “trampas de baja movilidad” combinan condiciones objetivas desfavorables, como situaciones de bajos ingresos o acumulación de activos, con un conjunto de factores socioculturales, como valores y creencias sobre cómo funciona el mundo, el lugar que cada uno ocupa o cómo cada persona es percibida por las demás. En nuestro trabajo nos centramos en explicar uno de los elementos socioculturales: la formación de aspiraciones económicas de los jóvenes. Las aspiraciones económicas son una creencia central para explicar el comportamiento de los individuos, cuya formación podría estar condicionada por circunstancias exógenas a ellos.

¿Cómo se construyen las aspiraciones?

Existen dos hipótesis extremas para explicar la manera en que se forman las aspiraciones. Por un lado, los individuos pueden no elegir sus aspiraciones ya que son consecuencia de las circunstancias o el contexto social. Por otro lado, se puede asumir que las aspiraciones responden a decisiones activas y racionales de los individuos en base a sus preferencias.

En la primera de las explicaciones las aspiraciones son en gran medida exógenas. Esto se articulan con el concepto de "ventana de aspiraciones" (Genicot y Ray, 2017, 2020), que define el mundo cognitivo cercano de los individuos que moldea sus aspiraciones. La formación de esta ventana depende de las trayectorias de vida, la distribución de los ingresos en el contexto social relevante, la conectividad local entre personas y grupos sociales, y la trayectoria de aspiraciones previas. De esto se deriva que las ventanas de aspiraciones no son homogéneas entre individuos y se subraya que la formación de las aspiraciones depende de la capacidad de los individuos para reaccionar ante lo que pueden observar a través de su ventana de aspiraciones (Genicot y Ray, 2020).

Dalton et al. (2016) sostienen que la formación de las aspiraciones es parcialmente determinada por factores asociados al contexto de los individuos (exogeneidad de las aspiraciones), porque depende de la familia, las normas y las limitaciones externas de recursos, mientras que también son parcialmente determinadas por decisiones propias (endogeneidad de las aspiraciones), porque están influidas por sus elecciones pasadas y los resultados que allí obtuvieron. El modelo desarrollado en Besley (2017) conecta ambos enfoques. Considera los motivos de superación personal en un contexto de transmisión intergeneracional de valores y normas culturales familiares donde los padres toman decisiones activamente y moldean las aspiraciones de sus hijos para motivarlos. Como resultado, los hijos no eligen sus propias aspiraciones ya que dependen de las circunstancias familiares. En el mismo sentido, el peso que Genicot y Ray (2020) asignan a las trayectorias pasadas de las aspiraciones también apoya la hipótesis de la transmisión intergeneracional de padres a hijos. Estos enfoques están relacionados con las explicaciones evolutivas de las preferencias y actitudes, que sostienen que la descendencia adopta los rasgos culturales de sus padres y de otras personas que conocen a lo largo de su vida (Bisin y Verdier, 1998, 2001a, 2001b).

Dos conceptos adicionales relevantes son los de grupo de referencia y falla de aspiraciones. Los grupos de referencia forman parte de la ventana de aspiraciones de los individuos y constituyen los grupos o personas con la que los individuos se comparan o toman en cuenta para formar sus propias creencias. Distintos trabajos han mostrado la relevancia de los grupos de referencia a la hora de explicar las aspiraciones (Ray, 2006; La Ferrara, 2019), como por ejemplo personas con similares características (McBride, 2010) o los miembros del vecindario de residencia (Knight y Guanatilaka, 2012; Stutzer, 2004). 

Por otro lado, y asociado al rol de los grupos de referencia, Ray (2006) introduce el concepto de fallas de aspiraciones para comprender la persistencia en los niveles de desigualdad y las “trampas de baja movilidad”. Los orígenes de estas fallas pueden asociarse, por un lado, a sociedades segregadas o polarizadas. En este caso, los individuos que provienen de hogares con bajos ingresos no incluyen en sus grupos de referencia a individuos que provienen de hogares de altos ingresos y, por tanto, estos individuos establecerían umbrales de aspiraciones bajos, viéndose reducidas las brechas entre los ingresos reales y los que estos aspiran tener. Como consecuencia los individuos tendrían, por ejemplo, bajos incentivos a continuar sus estudios y permanecerían en situaciones desfavorables.

Un segundo tipo de fallas de aspiraciones ocurre cuando los individuos que provienen de hogares de bajos ingresos incluyen en su grupo de referencia a individuos de altos ingresos. En este caso la sociedad estaría más integrada pero las desigualdades serían tan amplias que los objetivos parecerían inalcanzables y, al igual que en el caso anterior, algunas decisiones se verían desalentadas para evitar la frustración.

¿Qué hacemos?

En nuestro trabajo estudiamos las aspiraciones económicas de los jóvenes y su formación. Para esto ponemos particular atención en el papel que juegan las aspiraciones de los padres, es decir en la transmisión intergeneracional de aspiraciones. También estudiamos el papel que desempeñan los grupos de referencia. Esto nos ayuda a comprender cómo juegan las distintas formas de sociabilización de los jóvenes en base a las creencias de los padres y del vínculo que los jóvenes tienen con su entorno. Adicionalmente, consideramos si algunos eventos asociados a la discriminación y el estigma afectan la forma en que se construyen las aspiraciones y la manera en que los padres transmiten sus creencias. Por último, analizamos cómo las aspiraciones influyen en el bienestar de los individuos, en el corto y mediano plazo.

¿Cómo lo hacemos?

La investigación se realiza en base al Estudio Longitudinal del Bienestar en Uruguay (ELBU). Se trata de una encuesta que entrevista a las mismas personas en distintos momentos del tiempo. La información se comenzó a recolectar en 2004 cuando se entrevistó a los adultos referentes de hogares donde vivían niños que asistían a primer año de escuela pública. La investigación se basa en información recopilada en 2015/16, donde se entrevistó al adulto referente y al joven que en ese momento tenía entre 17 y 18 años de edad.

Si bien las aspiraciones son multidimensionales, en este trabajo se considera una única dimensión: las aspiraciones de ingresos. Para su medición utilizamos un conjunto de preguntas aplicadas previamente en Stutzer (2004): “¿Qué ingreso indicaría como bueno o malo en sus circunstancias?” y se le pide al entrevistado que indique qué ingresos mensuales (antes de impuestos) para toda su familia considera que son: (i) suficientes (aspiraciones mínimas) y muy buenos (aspiraciones máximas).

Para comprender cómo se determinan las aspiraciones es particularmente importante el concepto de ventana de aspiraciones antes definido. Esta ventana no es homogénea entre individuos, y difiere debido a los procesos de socialización, el ambiente social, las circunstancias y las trayectorias individuales (Genicot y Ray, 2020). Un componente inmediato es la familia y refiere a los procesos de sociabilización vertical. Por otro lado, los grupos de referencia (los amigos) constituyen otra ventana de aspiraciones, asociadas a los procesos de sociabilización horizontal.

Nosotros medimos cómo las aspiraciones de la madre o el padre inciden en la formación de aspiraciones de sus hijos. Nuestra especificación de referencia se inspira en la estrategia empírica utilizada en la literatura sobre movilidad intergeneracional de ingresos. El resultado principal está asociado a la persistencia intergeneracional de aspiraciones entre los padres y sus hijos. En segundo lugar, se incorpora información sobre los grupos que son considerados relevantes por cada uno de los hijos.

Finalmente, Ray (2006) y Genicot y Ray (2020) sugieren que el nivel de aspiraciones también depende de las creencias sobre los retornos de las acciones para conseguir los objetivos que se proponen. Por ejemplo, si los individuos provenientes de contextos desfavorables anticipan que recibirán un trato desigual, una respuesta racional sería reducir sus aspiraciones. En este sentido, nosotros esperamos que las aspiraciones se reduzcan si los individuos tienen creencias fatalistas, es decir si piensan que lo que le suceda en un futuro no se encuentran bajo su control y, por tanto, cualquier decisión que tomen no les permitirá alcanzar mejores resultados ya que los mismo se encuentra determinado por el destino. También esperamos que las aspiraciones sean más bajas si las personas anticipan que van a ser tratados con discriminación. Estos elementos también son considerados en nuestras estimaciones.

¿Qué encontramos?

En primer lugar, los resultados muestran que las aspiraciones económicas son crecientes con el nivel socioeconómico de los jóvenes. En segundo lugar, el hogar de origen y la transmisión de creencias de los padres a los hijos es el principal determinante de la formación de aspiraciones. Estos resultados se confirman para las distintas medidas utilizadas. Adicionalmente, otras creencias de los adultos, como la importancia del trabajo duro, o la posición que padres e hijos perciben que ocupan en la distribución de los ingresos, potencian el papel del ingreso como factor explicativo de las aspiraciones de los hijos.

Nuestros resultados permiten concluir que es elevado el peso que tienen las circunstancias individuales en la formación de aspiraciones económicas. En particular sugieren que las aspiraciones económicas de las madres o de los padres son un factor clave para explicar las aspiraciones económicas de sus hijos. La magnitud de la ventana de aspiraciones también se ve afectada por el grupo de pares, aunque su relevancia económica es menor.

En relación a los eventos desafortunados, se encuentra que aquellos padres que sufrieron discriminación y poseen altas aspiraciones transmiten a sus hijos menos aspiraciones que los padres con similares niveles de aspiraciones y que no han sufrido discriminación. Esto sería consistente con la idea de que la discriminación cambia el comportamiento de los individuos, si anticipan que ellos o su descendencia serán tratados en el futuro de la misma forma. Como consecuencia de esto, los padres que sufrieron discriminación pueden no estimular que los hijos incrementen sus niveles educativos y promover un ajuste a la baja de sus aspiraciones.  

Finalmente, se explora si las aspiraciones tienen alguna asociación con las trayectorias de los jóvenes y sus hogares, en términos de pobreza, indigencia, logros educativos y bienestar subjetivo. Los resultados en este aspecto son preliminares, y sugieren una asociación, aunque débil y dependiente de la muestra utilizada. En particular se confirma una asociación negativa entre las aspiraciones económicas y la persistencia de las situaciones de pobreza monetaria. Es decir, hogares con idéntica situación en términos de pobreza tendrán un desempeño futuro distinto en función del nivel de aspiraciones que tengan. Este resultado puede ayudar a comprender las situaciones que se asocian a la mayor o menor persistencia de la pobreza. 

¿Qué aporta nuestro trabajo?

Contribuimos a la comprensión de la manera en que se forman las aspiraciones económicas de los jóvenes. Las aspiraciones son un atributo individual inobservable que no es estático, por lo que un primer desafío es su medición. Nuestra investigación aporta nuevos elementos para el desarrollo de instrumentos que permitan superar este desafío, para lo que proponemos medir las aspiraciones mínimas y máximas revisitando la propuesta original de Stutzer (2004). En segundo lugar, se identifica el papel que juegan dos determinantes centrales de las ventanas de aspiraciones: las creencias de los padres y los grupos de referencia. Esto nos permite arrojar luz sobre el peso de la sociabilización vertical (los padres) y horizontal (los amigos) en la construcción de las aspiraciones. Además, nos permite evaluar en qué medida las aspiraciones responden a decisiones individuales o factores de contexto, por ejemplo, asociados a la vivencia de eventos desfavorables que atravesaron los jóvenes o sus padres.

¿Podemos decir algo sobre diseño de las políticas públicas en base a nuestros hallazgos?

Los resultados de nuestro estudio aportan nuevos elementos para el diseño de intervenciones que busquen revertir situaciones de pobreza persistentes. Situaciones de privación y escasez, junto con contextos de polarización y segregación, podrían tener consecuencias en el comportamiento de las personas, desalentando que tomen algunas decisiones que podrían mejorar las chances de movilidad y revertir la persistencia de la pobreza. Políticas que contribuyan a ampliar la ventana de aspiraciones, a través de una menor segregación residencial, mayor conectividad local y grupos de referencia más amplios, diversos e interconectados, podrían mitigar la transmisión de bajos niveles de aspiraciones. Las políticas redistributivas también pueden tener un impacto en la formación de aspiraciones, si alteran la ventana de aspiraciones y las expectativas sobre el retorno de las acciones.

La aplicación de políticas públicas concretas, asociadas a la formación de las aspiraciones, podrían buscar solucionar la tensión que se produce entre la asistencia al sistema educativo y el ingreso temprano al mercado de trabajo. Aquí los desafíos son dos: minimizar el rol de las circunstancias en la fijación de las remuneraciones que se obtienen en el mercado, por ejemplo, eliminando el papel de los contactos familiares para el acceso a empleos de calidad; y generar las condiciones para que los jóvenes puedan postergar el ingreso al mercado de trabajo, por ejemplo, en base a un amplio sistema de becas de estudio. Esto último permite solucionar parcialmente los problemas originados en las fallas de aspiraciones, y hacer compatible las altas aspiraciones con las oportunidades reales.

La revisión de la literatura y los hallazgos de este estudio plantean algunos elementos adicionales a tener en cuenta. En primer lugar, se desprende la necesidad de que la ampliación de las ventanas de aspiraciones se acompañe de políticas que busquen evitar la frustración en el medio plazo. En segundo lugar, y vinculado a lo anterior, es necesario contemplar la tensión que se genera entre el bienestar de corto y largo plazo frente a un incremento de las aspiraciones. El resultado esperado inmediato es una reducción del bienestar. Si esto se traduce en cambios de comportamientos y existen oportunidades reales de movilidad, estas mayores aspiraciones se podrían transformar en mejoras de bienestar en el largo plazo. Finalmente, las intervenciones públicas no deberían desconocer que las aspiraciones están condicionadas por el acceso a recursos y que las personas con bajas aspiraciones provenientes de contextos desfavorables, podrían mantener bajas aspiraciones (y sus preferencias) si anticipan que van a ser tratados de manera injusta y discriminatoria.

 

Referencias

Appadurai, A. (2004). The capacity to aspire: Culture and the terms of recognition. Culture and public action, 59:62:63.

Bandura, A. y Walters, R. (1977). Social Learning Theory, vol. 1. Prentice Hall: Englewood cliffs

Besley, T. (2017). Aspirations and the political economy of inequality. Oxford Economic Papers, 69(1):1-35.

Bisin, A. y Verdier, T. (1998). On the cultural transmission of preferences for social status. Journal of Public Economics, 70(1):75–97.

Bisin, A. y Verdier, T. (2001a). Agents with imperfect empathy may survive natural selection.  Economics Letters, 71(2):277-285.

Bisin, A. y Verdier, T. (2001b). The Economics of Cultural Transmission and the Dynamics of Preferences. Journal of Economic Theory, 97(2):298–319.

Dalton, P. S., Ghosal, S., y Mani, A. (2016). Poverty and Aspirations Failure. Economic Journal, 126(590):165-188.

Genicot, G. y Ray, D. (2017). Aspirations and Inequality. Econometrica, 85(2):489–519.

Genicot, G. y Ray, D. (2020). Aspirations and economic behavior. Annual Review of Economics, 12:715–746.

Knight, J. y Gunatilaka, R. (2012). Income, aspirations and the Hedonic Treadmill in a poor society. Journal of Economic Behavior and Organization, 82(1):67–81.

La Ferrara, E. (2019). Presidential address: Aspirations, social norms, and development. Journal of the European Economic Association, 17(6):1687-1722.

McBride, M. (2010). Money, happiness, and aspirations: An experimental study. Journal of Economic Behavior and Organization, 74(3): 262-276.

Ray, D. (2006). Aspirations, poverty, and economic change. En Banerjee, A, Bénabou, R y Mookherjee, D (editores), Understanding Poverty. Oxford University Press.

Stutzer, A. (2004). The role of income aspirations in individual happiness. Journal of Economic Behavior and Organization, 54(1):89–109.

[1] Esta nota es producto de una investigación financiada por el Fondo Clemente Estable (2018) de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) - FCE_3_2018_1_149516.

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