• Departamento de Economía

    Departamento de Economía

  • Blog
  • Las separaciones parentales y el bienestar de mujeres, niños y adolescentes en Uruguay

Las separaciones parentales y el bienestar de mujeres, niños y adolescentes en Uruguay

Las separaciones parentales y el bienestar de mujeres, niños y adolescentes en Uruguay

 

Marisa Bucheli[1]

Andrea Vigorito[2]

En un amplio conjunto de estudios realizados principalmente para países desarrollados se encuentra que luego de las separaciones y divorcios, las ganancias y pérdidas en el bienestar socioeconómico se distribuyen de manera desigual entre madres, niños y padres. Así, los hogares de las mujeres a cargo de sus hijos experimentan mayores dificultades económicas, especialmente a corto plazo (Cuesta y Meyer, 2014; Kiernan y Hobcraft, 1997). A su vez, las regulaciones posteriores al divorcio/separación relativas a la responsabilidad financiera de los padres, así como el alcance y la generosidad del sistema de transferencias públicas, pueden marcar una diferencia sustancial en la mitigación de estas desigualdades (Burkhauser et al. 1991; Uunk, 2004). 

La inestabilidad económica y otros factores relacionados con el divorcio o la separación de los padres pueden afectar los resultados académicos y socioemocionales de los niños, al menos en el corto plazo y contribuir de esta forma a la transmisión intergeneracional de las desventajas (Amato, Kane y Spencer, 2011; Bowles, Gintis, y Osborne, 2001; Engle et al., 2011; Mooney, Oliver y Smith, 2009).  

En el caso latinoamericano se dispone de pocos estudios sobre el tema. Dos trabajos recientes sobre Chile y México sugieren que la separación de los padres afecta negativamente algunas dimensiones del desarrollo en la primera infancia (Reynolds et al., 2018; Schmeer, 2013). En el caso uruguayo, Cid y Stokes (2013) concluyen que la disolución de la pareja tiene efectos sustanciales en el logro educativo adolescente entre los niños.

Sin embargo, debido a la selectividad del divorcio y las separaciones, así como a la escasez de estudios longitudinales apropiados, se sabe poco sobre los efectos a corto, mediano y largo plazo de la disolución de uniones en el bienestar de quienes han experimentado esas transiciones.[3]

Para aportar a esta discusión, hemos estudiado los cambios en el acceso a recursos económicos de los hogares de las mujeres luego de las separaciones y divorcios en base a varias encuestas longitudinales que relevan información para el caso uruguayo.[4] Concluimos que la separación/divorcio implica una pérdida significativa en el ingreso familiar per cápita y una disminución del acceso a bienes de confort para los hogares de las mujeres con custodia y aumenta sustancialmente su probabilidad de caer bajo la línea de pobreza de ingresos (Bucheli y Vigorito, 2015; Bucheli y Vigorito, 2019). La magnitud de los efectos que encontramos está en línea con los resultados obtenidos en la literatura previa para Uruguay y Chile, así como para países desarrollados. Este efecto ocurre a pesar de que algunos hogares reciben pensiones alimenticias y que las mujeres persiguen distintas estrategias de recomposición de ingresos, entre ellas la de aumentar su inserción en el mercado de trabajo y acceder a transferencias públicas.

En un trabajo más reciente nos concentramos en los efectos de la disolución de la unión de los padres en un amplio conjunto de resultados de los niños y adolescentes relacionados con sus logros educativos, sus actividades fuera del horario escolar, su bienestar socioemocional y su participación en la fuerza laboral (Bucheli y Vigorito, 2023). Para ello utilizamos tres olas del ELBU que recogieron información cuando los niños tenían 6 años (2004), 13 años (2011/12), y 18 años (2016/17) y realizamos un análisis de diferencias en diferencias y numerosos chequeos de robustez.[5] Nuestros hallazgos indican que, si la separación ocurre entre los seis y doce años, no se identifican efectos sobre la asistencia escolar a los 13 años pero sí aumenta la probabilidad de repetición y reduce el tiempo de estudio. A los 18 años, se observa una menor probabilidad de asistencia y alrededor de un año menos de educación formal aprobado. Estos efectos pueden surgir durante la adolescencia o ser resultado de diferencias que se originaron en la niñez. Los hallazgos anteriores están en línea con la literatura para países desarrollados (Amato, 2010; Mc Lanahan et al., 2013), así como con los resultados ya mencionados de Cid y Stokes (2013) para Uruguay, aunque la magnitud del efecto que identificamos para los años de escolaridad completos es menor.

No encontramos diferencias significativas de los efectos de la separación/divorcio por género de los hijos a los 13 años, pero sí a los 18: mientras que no hay efectos para las mujeres, la probabilidad de asistencia y el número de años de educación aprobados por los varones se reduce. Estos resultados contrastan con los hallazgos para los países desarrollados (Amato, 2010; Mc Lanahan et al, 2013), donde no se encuentran diferencias de género, pero están en línea con los resultados de Cid y Stokes (2013) para Uruguay. Dado que, particularmente entre los varones, las altas tasas de desvinculación en enseñanza media son un problema de larga data en Uruguay, es posible que  el cambio en las condiciones de vida de los hogares los afecte en mayor medida. A ello se agrega que la falta de pensiones alimenticias y de contacto con padres no corresidentes podría tener diferentes consecuencias por género, debido a modelos de rol, así como al diferente esfuerzo laboral requerido por parte de los varones para compensar el aumento de la pobreza y las dificultades económicas. Es sugerente que los varones cuyos padres se separaron en la niñez, a los 18 años aumentan las horas trabajadas con respecto a aquellos cuyos padres permanecieron en unión.[6]

En la exploración de posibles canales explicativos de los efectos sobre los desempeños educativos identificamos nuevamente que la separación implica dificultades económicas para los hogares de mujeres que conviven con los hijos, particularmente cuando la ruptura familiar ocurre durante la niñez. Estimamos que, cuando los hijos tienen alrededor de 13 años, las mujeres separadas aumentan su carga laboral en alrededor de 7 horas semanales con respecto a quienes permanecen en unión, lo que implica un aumento de sus remuneraciones insuficiente para mitigar la caída del ingreso del hogar (8%). Se observa, además, una mayor probabilidad de que los ingresos se ubiquen por debajo de la línea de pobreza a raíz de la disolución (24%) con respecto a quienes permanecen en unión. Estos efectos se moderan cuando los hijos tienen aproximadamente 18 años, a lo que también contribuye su mayor participación laboral.

Con respecto al bienestar socioemocional de los adolescentes, nuestras estimaciones sugieren que la separación generalmente no implica cambios en esta dimensión. Ello está en línea con hallazgos previos para niños pequeños en el caso chileno (Reynolds et al., 2018), pero está en desacuerdo con la literatura para países desarrollados, especialmente para Estados Unidos (Mc Lanahan et al., 2013). Las diferencias con los países desarrollados podrían deberse a que, en Uruguay, los efectos negativos sobre los resultados educativos no son lo suficientemente grandes como para sugerir un comportamiento socioemocional diferente.

Estos hallazgos ponen en evidencia la necesidad de mejorar los ingresos de los hogares de las mujeres con niños a cargo y, en particular, a analizar las responsabilidades financieras de los padres no corresidentes. Si bien desde 1970 la separación de parejas es un fenómeno generalizado en Uruguay (Cabella, Fernández y Prieto, 2015), este proceso no se vio acompañado por regulaciones que aseguraran el pago de las pensiones alimenticias, pese a que en los últimos diez años se dieron pasos importantes.

La discusión pública reciente ha girado en torno a las transferencias públicas a hogares, pero ha dado menor relevancia a la corresponsabilidad de los varones luego de la disolución de uniones. Sin embargo, hasta la fecha se verifican importantes carencias en los pagos completos de las pensiones alimenticias que los padres no corresidentes deben realizar a las mujeres que tienen la custodia física de los hijos. La información reportada en ELBU indica que solo aproximadamente el 50% de los niños en edad escolar y el 29% de los adolescentes recibían pagos por pensión alimenticia de padres no residentes. En el mismo sentido, la Encuesta Continua de Hogares (ECH) de Uruguay permite estimar que en el período 2015-2017, aún cuando fue en aumento, una elevada proporción de los padres cuyos hijos tenían 18 años o menos no cumplía con el pago de pensiones alimenticias (Gráfica 1).

Gráfica 1. Niños y adolescentes que no corresiden con su padre y proporción que recibe pensiones alimenticias

grafico andrea

Nota: la línea gris representa el porcentaje de menores de 18 años que corresiden con sus madres y no con su padre, con independencia de la situación conyugal de la madre, con respecto al total de menores de 18. La línea roja  representa el porcentaje de menores de 18 años que reciben pensiones alimenticias respecto al  subgrupo representado por la línea gris.

Fuente: elaborado en base a las Encuestas Continuas de Hogares del INE

Por lo tanto, nuestros hallazgos dan cuenta de la importancia de fortalecer el diseño de políticas de regulación y ejecución de los pagos de pensiones alimenticias en Uruguay.

Finalmente, para conocer mejor la realidad uruguaya se necesitan más estudios que evalúen la heterogeneidad de las dificultades económicas que surgen luego de la disolución de uniones para los diferentes estratos socioeconómicos, así como las formas de apoyo económico que reciben los niños que han nacido fuera de las uniones.

Referencias bibliográficas

Amato, Paul R. 2010. “Research on divorce: Continuing trends and new developments.” Journal of Marriage and Family, 72(3): 650–666.

Amato, Paul R., Kane Jennifer B., and Spencer, James. 2011. “Reconsidering the "good divorce".” Family Relations, 60(5): 511–524.

Bowles, Samuel, Gintis Herbert, and Melissa, Osborne. 2001. “The determinants of earnings: A behavioral approach.” Journal of Economic Literature, 39(4): 1137–1176.

Bucheli, Marisa and Andrea, Vigorito. 2015. “Después de la ruptura: Efectos de la separación en los contactos entre padres e hijos y en el bienestar de las mujeres.” In Bucheli Marisa, Cabella Wanda, Fitterman Peter, Nathan Mathias, Vigorito Andrea and Mariana, Zerpa (eds.) Cambio familiar y bienestar de las mujeres y los niños en Montevideo y el área metropolitana (Chapter 2: 42–62) Uruguay: UNICEF. Retrieved from http://www.bibliotecaunicef.uy/doc_num.php?explnum_id=134

Bucheli, Marisa and Andrea, Vigorito. 2019. “Union dissolution and well-being in Uruguay.” World Development, 117:  61–71.

Bucheli, Marisa and Andrea Vigorito. 2023. Short‐ and Medium‐Term Effects of Parental Separation on Children's Well‐Being: Evidence from Uruguay, Population and Development Review http://doi.org/10.1111/padr.12556

Burkhauser, Richard V., Duncan Greg  J., Hauser Richard and Roland, Berntsen. 1991. “Wife or frau, women do worse: A comparison of men and women in the United States and Germany after marital dissolution.” Demography, 28(3): 353–360.

Cabella, Wanda, Fernández Mariana, and Prieto, Victoria. 2015. Las transformaciones de los hogares uruguayos vistas a través de los censos de 1996 y 2011. Atlas sociodemográfico y de la desigualdad del Uruguay 6. Montevideo: Instituto Nacional de Estadística.

Cid, Alejandro, and Charles E., Stokes. 2013. “Family structure and children's education outcome: Evidence from Uruguay.” Journal of Family and Economic Issues, 34(2):  185–199.

Cuesta, Laura and Daniel R., Meyer. 2014. The Role of Child Support in the Economic Wellbeing of Custodial-mother Families in Less Developed Countries: The Case of Colombia. International Journal of Law, Policy and the Family, ebt016.

Engle, Patrice L., Fernald, Lia C. H., Alderman Harold, Behrman Jere, O'Gara Chloe, Yousafzai Aisha, Cabral de Mello Meena, Hidobro Melissa, Ulkuer Nurper, Ertem Ilgi, Iltus Selim and Global Child Development Steering Group. 2011. “Strategies for reducing inequalities and improving developmental outcomes for young children in low-income and middle-income countries.” The Lancet, 378(9799),:1339-1353.

Kiernan, Kathleen E., and John, Hobcraft, J. 1997. “Parental divorce during childhood: Age at first intercourse, partnership and parenthood.” Population Studies, 51(1), 41–55.

McLanahan, Sara, Tach Laura, and Daniel, Schneider. 2013. “The causal effects of father absence.” Annual Review of Sociology, 39: 399–427.

Mooney, Ann, Oliver Chris, and Marjorie, Smith. 2009. Impact of family breakdown on children's well-being: Evidence review. Institute of Education (London), Research Report 113.

Reynolds, Sarah A., Fernald Lia C., Deardorff Julianna, and  Jere, Behrman. 2018. “Family structure and child development in Chile: A longitudinal analysis of household transitions involving fathers and grandparents.” Demographic Research, 38, 1777.

Schmeer, Kammi. 2013. “Family structure and child anemia in Mexico.” Social Science, 9(8): 1281-1286.

Uunk, Wilfred. 2004. “The economic consequences of divorce for women in the European Union: The impact of welfare state arrangements.” European Journal of Population, 20(3): 251–285.

[1] Departamento de Economía, Facultad de Ciencias Sociales (Udelar)

[2] Instituto de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (Udelar)

[3] La selectividad refiere a que quienes se separan/divorcian presentan características diferentes de quienes permanecen en unión.

[4] Nos referimos a la Encuesta de Situaciones Familiares (ESF) y al Longitudinal del Bienestar en Uruguay (ELBU). Véase https://fcea.udelar.edu.uy/investigacion/proyectos/estudio-longitudinal-de-bienestar-en-uruguay.html

[5] Trabajamos con una submuestra de hogares donde los padres corresidían en la línea de base y realizamos diversos ajustes para asegurar la comparabilidad de quienes se separaron versus quienes permanecen en unión. Los detalles pueden consultarse en los trabajos de referencia.

[6] La estimación de este efecto es imprecisa.

menu logo