Verónica Amarante y Elisa Failache
Abril 2024
La necesidad de repensar los paradigmas del análisis macroeconómico y ampliar la mirada más allá de los modelos tradicionales motivó la visita de la Prof. Ozlem Onaran, de la Universidad de Greenwich, a la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración entre el 19 y el 21 de marzo pasados. En el marco de esa visita, se realizaron distintas actividades organizadas conjuntamente por el Departamento de Economía de Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Uruguay, y la oficina de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Montevideo. Estas actividades estuvieron estructuradas en torno a dos ejes: la discusión sobre que pueden aportar los modelos macroeconómicos estructuralistas con perspectivas de género (modelo MEG) para la discusión de los principales desafíos de las economías, y la reflexión sobre los posibles caminos para lograr mayor pluralismo en los enfoques para la enseñanza de la economía en general, y de la macroeconomía en particular, con énfasis en la inclusión del enfoque de género. La visita de la profesora Onaran se suma y complementa la presentación que hizo en setiembre el año pasado el Profesor Mark Setterfield, de la New School for Social Research, sobre este mismo tema. Ambas visitas contaron con el apoyo de la Young Scholars Initiative del Institute for New Economic Thinking (YSI-INET), que busca reunir jóvenes investigadores en torno a distintos temas y fortalecer el intercambio de ideas y personas, tanto en el país como en el exterior. Se hizo un llamado a los jóvenes investigadores a unirse a alguno de los grupos de la YSI-INET. Se destaca además la presencia en el evento de jóvenes investigadores de las sedes de la UDELAR en el interior del país.
La Prof. Onaran presentó un modelo MEG con aplicaciones a Reino Unido, entre otros. Estos modelos proporcionan un marco teórico que permite integrar el análisis de género en el estudio de las políticas y los resultados macroeconómicos. Los modelos macroeconómicos tradicionales, que a menudo se presentan como neutrales desde el punto de vista del género, no tienen en cuenta la forma en que los roles de género, las normas y las relaciones de poder configuran los procesos económicos. En contraposición, los modelos MEG incorporan y modelizan las desigualdades de género en ámbitos como los mercados laborales, el trabajo no remunerado (tanto doméstico como de cuidado) y el acceso a los recursos y al poder de decisión. También permiten considerar cómo las políticas macroeconómicas, incluyendo las políticas fiscales y monetarias, pueden tener impactos diferenciales en hombres y mujeres. Los modelos pioneros dentro de este enfoque fueron desarrollados por Braunstein et al (2011) y Seguino (2010; 2012), incorporando los efectos de la desigualdad de género tanto en la demanda como en la oferta en modelos estructuralistas.[1]
La presentación de la Prof. Onaran estuvo basada en sus recientes trabajos (Onaran et al, 2022; 2023), que incluyen una modelización de la economía con tres sectores: la economía del cuidado (remunerado), incluyendo salud, educación, cuidado de niños y otros dependientes, el resto de la economía del mercado, y el sector de cuidados no remunerados. Los salarios de hombres y mujeres son diferentes, y además tienen un papel no solamente como costos de producción, sino también como fuente de demanda. Además, los salarios se determinan como parte de un proceso de negociación entre trabajadores y empleadores, y no por el producto marginal del trabajo, considerando entonces que el desempleo no es voluntario. El consumo se modeliza a través de dos sectores de mercado diferentes y permitiendo propensiones marginales a consumir distintas entre varones y mujeres en distintos tipos de bienes y servicios. La propensión al ahorro es mayor para las mujeres que para los hombres, y las mujeres tienden a dedicar una mayor parte de sus ingresos a satisfacer las necesidades del hogar o a gastos sociales como la educación y la salud en comparación con los hombres.
Se modeliza de manera desagregada la infraestructura social y la física. La inversión pública en infraestructura social reduce el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres y aumenta su oferta de mano de obra. Debido a la segregación sectorial y ocupacional, el gasto público en infraestructura social crea más empleo para las mujeres en comparación con la infraestructura física. A largo plazo, el gasto público y los mayores ingresos de las mujeres aumentan la productividad, y este efecto multiplicador por aumento de empleo también puede compensar parcialmente la inversión pública inicial. En lo que respecta a las políticas fiscales, si la economía se basa en los salarios (wage led economy), el aumento de la progresividad del régimen fiscal mediante el aumento de los impuestos sobre el capital y la disminución de los impuestos sobre el trabajo conduce a un mayor impacto positivo sobre la producción. Por el contrario, si la economía está impulsada por los beneficios (profit led economy), el aumento de la progresividad del régimen fiscal conduce a mayores efectos negativos sobre la producción y el empleo.
Como ilustran las aplicaciones presentadas por la Prof. Onaran en su exposición, estos modelos pueden utilizarse para analizar empíricamente una economía específica y explorar la combinación de políticas adecuada para lograr un desarrollo equitativo de género, dados los parámetros de comportamiento de los componentes de la demanda agregada y las características estructurales de la economía. Los efectos de las políticas serán una cuestión empírica que depende de distintos parámetros sectoriales, de la segregación ocupacional, de las diferencias salariales y de las características estructurales de las economías.
La Prof. Onaran realizó además un intercambio con los profesores de economía del Departamento, en un taller donde se discutió sobre la enseñanza de la Economía. Allí hizo hincapié en la importancia de que el proceso de enseñanza-aprendizaje permita reflexionar sobre los problemas urgentes de nuestros tiempos: la necesidad de cuidado en una sociedad cada vez más envejecida; las desigualdades de género, clase, etnia o regiones; las crisis económicas a las que nos enfrentamos; el cambio climático; o el cambio tecnológico. En este sentido, la profesora marcó la relevancia de la integración de un enfoque basado en la sostenibilidad social, ecológica y económica en la forma en la que concebimos la economía y por tanto a la forma en la que la enseñamos. Subrayó la necesidad de “hacer violeta” la currícula como expresión de la importancia de incorporar la perspectiva de género en la enseñanza, así como hacerla “verde” para incorporar la problemática ecológica.
En el taller se problematizó cómo llevar adelante estas propuestas, que, si bien son muy necesarias, son también desafiantes. Se discutieron las posibilidades de incorporar estas perspectivas a los distintos cursos centrales de conocimiento en economía o de crear cursos especializados en estas temáticas. Estas posibilidades pueden ser vistas como complementarias ya que todos los estudiantes deberían tener al menos una aproximación a estas temáticas, así como la posibilidad de profundizar en ellas para quienes sea de interés.
Otro punto central en la discusión fue la necesidad de incorporar el pluralismo como parte central del proceso de enseñanza. En contraposición a que los desarrollos teóricos de la corriente principal de la disciplina económica se planteen como únicos, es necesario que en el proceso de enseñanza se dejen en evidencia la existencia de desarrollos teóricos alternativos que conllevan un análisis de la realidad diferente y por tanto implicancias de política también distintas. Ejemplo de esto es el abordaje de modelos teóricos marxistas, post-keynesianos, estructuralistas, de la economía feminista, o de la economía ecológica para abordar conocimientos de microeconomía y macroeconomía en los que actualmente se presenta la teoría neoclásica como enfoque único. La presentación de alternativas teóricas de explicación a los problemas, así como la contrastación de estas explicaciones en la práctica, es crucial para una enseñanza plural en donde el estudiante pueda reflexionar sobre las diferentes propuestas que la ciencia económica ha desarrollado con el correr de los años. Esto implica además poner sobre la mesa las diferencias entre las teorías, pero también los puntos comunes. Como resultado, formaremos estudiantes capaces de comprender como un mismo problema ha sido explicado de diversas maneras según los distintos enfoques.
Braunstein, Elissa, Irene van Staveren, and Daniele Tavani. 2011. “Embedding Care and Unpaid Work in Macroeconomic Modelling: A Structuralist Approach.” Feminist Economics 17(4): 5–31.
Seguino, Stephanie. 2010. “Gender, Distribution, and Balance of Payments Constrained Growth in Developing Countries.” Review of Political Economy 22(3): 373–404.
Seguino, Stephanie. 2012. “Macroeconomics, Human Development, and Distribution.” Journal of Human Development and Capabilities 13(1): 59–81.
Onaran, O., Oyvat, C., Fotopoulou, E. 2023 Can wealth taxation fund public investment in a caring and sustainable economy? the case of the UK, Cambridge Journal of Economics
Onaran, Ö., Oyvat, C., Fotopoulou, E. 2022. A macroeconomic analysis of the effects of gender inequality, wages, and public social infrastructure: the case of the UK, Feminist Economics, 28(2):152-188.
[1] Braunstein et al (2011) incorporan los efectos del trabajo no remunerado y los cuidados, mientras que Seguino (2010; 2012) incorpora los efectos del gasto público en la productividad.