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--Sebastián Fleitas
Ya pasaron algunas semanas desde el anuncio del Premio Nobel de Economía en 2020. Este año fueron Robert Wilson y Paul Milgrom quienes obtuvieron el premio por las mejoras a la teoría de los remates y la invención de nuevos formatos de remates. En esta entrada al blog presento diez preguntas (e intento breves respuestas) que cubren diversos aspectos vinculados a este premio. Cabe aclarar que el propósito de este artículo es solamente dejar las preguntas abiertas para mayor discusión. Las preguntas son complicadas y las respuestas ensayadas aquí muy breves. Sin embargo, pretenden no ser ingenuas y plantear complejidades. En cualquier caso, y como decía Bertrand Russell, es saludable de vez en cuando poner un signo de interrogación a las cosas que se han dado por sentado durante mucho tiempo.
¿Qué es el Premio Nobel en Economía?
Lo primero es comenzar por aclarar que estrictamente no es un Premio Nobel, no fue uno de los Premios que Alfred Nobel creó. El nombre correcto es Premio del Banco Central de Suecia en Ciencias Económicas en la Memoria de Alfred Nobel. Este premio está financiado por el propio Banco Central de Suecia, aunque la fundación Nobel acepta poner el premio Nobel en Economía en la página web con los otros Nobel, y hace la publicidad de los ganadores de la misma forma que los otros laureados o laureadas e incluso promociona el premio como si fuera uno de los de la Fundación. ¿Por qué el Banco Central Sueco hizo eso? No hay una versión oficial y hay diferentes visiones. Por ejemplo, el profesor e historiador del pensamiento económico Philip Mirowski plantea que el asunto es que en los años sesenta el Banco Central de Suecia estaba intentando generar su independencia del gobierno sueco. En ese marco, pensaron que tener un premio que fuera “puramente científico” en vez de “político” y celebrar la economía como una ciencia podía ser una buena manera de fortalecer el Banco y su independencia.
¿Es la economía una Ciencia?
El concepto de ciencia es un concepto difícil y en debate, refiere a varias cosas y tiene implicaciones sociales importantes, tales como juicios de valor asociados a las personas que hacen ciencia. Existen diferentes formas de saberes en la sociedad, y estos cuerpos de saberes se organizan con diferentes reglas. Las reglas de la ciencia, en mi opinión, son la búsqueda y la aplicación del conocimiento sobre aspectos de la naturaleza y la sociedad siguiendo una metodología sistemática y racional y basada en la evidencia. Alguna gente piensa que la economía no es una ciencia en parte porque algunas preguntas fundamentales siguen sin poder responderse. Raj Chetty, profesor de economía y para muchos un probable futuro ganador del Premio Nobel, plantea que en este sentido la economía no es muy diferente a otras disciplinas. El principal problema de los economistas para hacer ciencia es nuestra capacidad limitada de hacer experimentos. Si siempre pudiéramos hacer experimentos para testear cómo las personas y las organizaciones se comportan frente a los cambios que queremos estudiar, entonces podríamos crear la evidencia para testear nuestras ideas y así cumplir siempre con el proceso de la ciencia. Sin embargo, no podemos siempre hacer eso porque a veces es muy difícil o imposible y otras veces no es ético hacer experimentos. Por ejemplo, no queremos hacer cerrar una empresa para saber qué efecto tiene la menor competencia en el mercado o crear una crisis bancaria para entender cómo funcionan. Sin embargo, los y las economistas hemos apostado a desarrollar herramientas para poder avanzar en nuestras teorías y basarlas en evidencia, utilizando desde experimentos en situaciones reales cuando es posible, o experimentos en los laboratorios, hasta técnicas econométricas y/o estadísticas con datos observacionales.
¿Ciencia económica o simplemente política?
La carga política e ideológica de algunos debates obviamente complica más las cosas. Sin embargo, algunas preguntas económicas que claramente tienen implicaciones políticas e ideológicas también pueden ser respondidas apelando al proceso científico (el debate racional basado en evidencia). Un ejemplo es el grado de riesgo moral que está implícito en darle seguro de desempleo a la gente desocupada. Una mayor cobertura de seguro de desempleo podría hacer que esta gente tuviera menos incentivos a buscar empleo. Sin embargo, este debate puede ser dado con evidencia y no en base a las visiones ideológicas y políticas de cómo se comportan los individuos. La evidencia reciente para Estados Unidos señala que este riesgo moral es bajo. De esta forma, el enfoque científico para responder esta pregunta no se basa en la ideología o la política, sino en utilizar la investigación sistemática para entender cuánto cambia el comportamiento de las personas cuando reciben seguro de desempleo, en relación con cómo se comportarían si no lo recibieran. Sin ser ingenuos, las preferencias políticas e ideológicas son legítimas y van a guiar las políticas que realicen los países. El espacio para la ciencia económica parece ser el poder determinar creíblemente el tamaño del riesgo moral en el seguro de desempleo, y no en decirle a la sociedad qué preferencias son las correctas.
¿Qué son los remates y cómo funcionan?
Muchos mercados determinan sus precios y quién se lleva el bien en base a un remate. Los remates se usan en muchas cosas y todos los días. Por ejemplo, se rematan casas, obras de arte, se licitan las compras públicas y se rematan las frecuencias radioeléctricas utilizadas por ejemplo para la conexión a internet. También, y aunque es menos conocido quizás, se remata la publicidad que aparece en las búsquedas de Google. El resultado de un remate o subasta depende de tres factores. El primero son las reglas del juego del remate. Algunos aspectos en este sentido son determinar quién puede participar, cuántas veces se puede pujar en la subasta, y cuál es el precio que paga el ganador. El segundo factor tiene que ver con el objeto que se subasta: ¿tiene un valor común para todos los que participan de la subasta o tiene solamente un valor privado? Por ejemplo, supongamos que se subasta una casa; cuánto voy a estar dispuesto a pujar depende del valor privado que le doy a la casa (cuánto valoro la locación o cuánto me gusta la disposición de las piezas) y cuánto estimo que es el valor común (por ejemplo, a cuánto voy a poder venderla en el futuro). El tercer punto tiene que ver con la incertidumbre. ¿Qué información tienen quienes pujan sobre el valor del objeto? ¿Todos los agentes que participan tienen la misma información?
¿Cómo diseñar un remate cuando hay valor común?
Vickrey ganó el Nobel en 1996 por sus avances en la teoría de remates cuando los bienes tienen solo valores privados. Sin embargo, mayoritariamente los objetos en un remate tienen valores privados y comunes, o sea que parte del valor del objeto es igual para todos los participantes.Esto es importante, porque los compradores tienen en general diferente información, y por lo tanto pueden no tener las mismas expectativas o percepción sobre cuál es el valor común del objeto. Wilson y Milgrom fueron los que ayudaron a entender la teoría de remates cuando existe un mix de valores privados y públicos. Wilson analizó los remates fundamentalmente solo con valores comunes, y Milgrom fundamentalmente cuando existe un mix entre valores públicos y privados. Por ejemplo, Milgrom mostró que es mejor en este caso hacer un remate que comienza por un precio bajo y lo va subiendo con las pujas (conocido como remate inglés) a uno donde se comienza por un valor alto y se va bajando hasta que aparece una persona dispuesta a comprar (conocido como remate holandés). La intuición es que cuando comenzamos con el precio bajo, se revela más información porque aprendemos del valor común que le dan los otros participantes del remate. Una de las intuiciones generales de los ganadores del Nobel es que para que un remate con valores comunes funcione bien, queremos que los agentes tengan la menor incertidumbre sobre el valor común. Por lo tanto, lo que tiene que hacer el vendedor para diseñar bien el remate es dar la mayor información sobre el objeto. Este es un principio muy potente y una guía para la acción. Este principio lo vemos en la práctica, por ejemplo, cuando el vendedor contrata a un grupo de expertos para auditar el objeto o proveer información sobre su valor.
¿Cómo pasar de la teoría a la práctica?
Los autores premiados también trabajaron directamente con varios gobiernos para mejorar los mecanismos que rigen en la práctica. Un ejemplo de alto impacto es que los receptores del Premio Nobel ayudaron a resolver, en parte, el problema del lobby de las empresas en la asignación de las ondas radioeléctricas en Estados Unidos. Hasta 1993, las ondas de radio se asignaban en ese país siguiendo una lógica de asignación donde la autoridad "evaluaba" a las empresas y decía cuál era la mejor (este procedimiento era llamado "concurso de belleza"). En este marco, las empresas destinan muchísimo dinero en hacer lobby para mejorar sus chances. Por otro lado, los ingresos que generaba el Estado por la venta de las ondas radioeléctricas eran muy escasos. En los noventa, con la expansión del mercado de telefonía móvil, el regulador del mercado, la FCC (Federal Communications Commission) entendió que los "concursos de belleza" no podían funcionar más. Se intentó implementar la asignación por medio del sorteo de las licencias, pero el resultado tampoco fue el esperado. Los sorteos recaudaban poco y no aseguraban que la empresa que se quedaba con la licencia fuera la que másla valoraba. Esto generaba un mercado secundario de licencias, donde los operadores que habían ganado se quedaban con parte de la recaudación que podría haber obtenido el gobierno (el mercado de licencias tenía un valor de varios miles de millones de dólares). Finalmente, en 1994 el regulador decidió adjudicar las frecuencias en base a remates diseñados por Milgrom y Wilson, donde uno de los desafíos era que se remataban simultáneamente las ondas de radiofrecuencias en varios mercados geográficos. Milgrom y Wilson propusieron un mecanismo cuyo resultado fue una asignación más eficiente de las ondas y una recaudación dramáticamente más alta por parte del gobierno.
¿La economía como ingeniería?
Uno de los desarrollos importantes de la economía en los últimos tiempos ha sido la creación del subcampo del diseño de mercados. Este subcampo utiliza las herramientas de la teoría económica, la economía computacional y la economía experimental para encontrar soluciones a problemas de asignación que se enfrentan cotidianamente. Problemas típicos abordados en este campo son los remates, la asignación de estudiantes a centros educativos, la asignación de órganos para trasplantes y otros. Wilson es quizás el padre de esta visión de la economía como ingeniería y diseño de mercados. Yendo más allá de visiones sobre-simplificadas sobre que los mercados funcionan siempre bien o siempre mal, la economía nos enseña que los funcionamientos de los mercados dependen de múltiples factores que deben estudiarse caso a caso. Así, más allá de los debates filosóficos o políticos, la economía como ciencia y las teorías y evidencia que construye sirven para resolver algunos problemas concretos que enfrentamos día a día. La influencia de Wilson en este sentido es tan grande que no en vano muchos de los principales actores en este subcampo han sido sus estudiantes en Stanford (como el mismo Paul Milgrom, Alvin Roth o Susan Athey, los dos primeros ya receptores del Nobel y la tercera una potencial ganadora en el futuro).
¿Cómo se gana un Nobel en Economía?
Típicamente los Premios Nobel en las otras disciplinas ganan por un descubrimiento grande. Este año, por ejemplo, se dieron Premios Nobel por el descubrimiento de la hepatitis C, por contribuir a la comprensión de los agujeros negros o por una técnica para editar el genoma humano. Típicamente, cuando se intenta explicar cómo se gana un Nobel en Economía la gente usa la idea del filósofo Isaiah Berlin, que distinguía a la gente que hacía ciencia entre “Zorros” y “Erizos”[1]. Según parece un poeta griego decía que los zorros saben muchas cosas y los erizos una, pero muy grande. Más allá de la verdad que contenga el poema, la idea es que alguna gente gana el premio Nobel por una idea grande e importante (los Erizos) y otra gente gana por muchas ideas todas ellas importantes, pero ninguna muy grande por sí misma. Por ejemplo, Krugman ganó el Premio Nobel fundamentalmente por cambiar la forma en la que pensamos el comercio internacional con un nuevo modelo. Mientras que Jean Tirole, lo ganó por hacer muchas contribuciones a la forma en la que pensamos la competencia y regulación en los mercados. De hecho, da la sensación cuando uno mira los últimos premios que el Banco Central de Suecia estaba apostando más por los zorros que por los erizos. Sin embargo, el otro punto central que explica cómo se dan los Nobel en economía es la reputación del Banco Central de Suecia. El Banco Central de Suecia es muy celoso de su reputación, por lo que siempre está atento a cómo la opinión pública va a tomar la premiación, y cómo los premiados a su vez van a responder. Por ejemplo, se dice que antes de darle el Nobel a John Nash en 1994, por inventar el concepto de equilibrio estratégico en teoría de juegos que usamos en economía, el comité estaba preocupado por los impactos que podría tener esto en su reputación debido a los problemas de salud mental que tenía Nash.
¿Quiénes pueden ganar un Nobel en Economía?
Muchos y muchas economistas creemos que la economía como disciplina tiene un problema de diversidad y representatividad. El Premio Nobel en Economía ha tenido estos mismos problemas. Por ejemplo, de los 86 ganadores de Premios Nobel en Economía hasta el momento, solo 2 son mujeres. En parte esto puede reflejar la tremenda inequidad de género en la profesión. Por poner un ejemplo, la Profesora Claudia Goldin fue la primera mujer que obtuvo una posición permanente en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard, y esto fue recién en 1990. Más aun, la composición de género en este departamento no cambió significativamente hasta recién hace algunos años, cuando más mujeres fueron ascendidas a una posición permanente. En los últimos años, la economía como disciplina ha realizado avances importantes respecto a estos temas. La cantidad de mujeres con posiciones permanentes en los departamentos de economía, las discusiones sobre cómo tomar en cuenta las actividades relacionadas a la maternidad y paternidad, y los propios resultados de las elecciones de las autoridades de la Asociación de Economistas de Estados Unidos son reflejos de este progreso. En ese sentido, es esperable que en el futuro los premios Nobel también reflejen, y ojalá impulsen, estos cambios.
¿Para qué sirve el Premio Nobel?
Es posible pensar que un Premio Nobel tiene al menos dos objetivos. Por un lado, motiva a los investigadores a seguir haciendo esfuerzo. Generalmente los investigadores e investigadoras que son realmente destacados en sus carreras y por lo tanto son candidatos al Nobel, ya llevan muchos años haciendo su trabajo y en general tienen cargos de por vida en universidades destacadas con sueldos elevados. A esa altura, podrían perder la motivación por seguir haciendo aportes. En este sentido, la posibilidad de ganar un premio y el reconocimiento que conlleva, puede ser un incentivo para seguir trabajando muy duro. Sin embargo, el valor fundamental de un Premio Nobel probablemente sea el de inspirar a la sociedad y las políticas públicas a discutir algunos temas centrales en economía. El Premio Nobel entregado a gente que ha incorporado algunas ideas al cuerpo principal de la ciencia económica hace que las mismas tengan más fuerza para cambiar la realidad y mejorar no sólo a la ciencia económica sino también la calidad de vida de las personas. Cada año hay muchos y muchas candidatas excelentes para el Premio Nobel. En este sentido, es importante que, manteniendo el nivel de excelencia necesario, el comité de los Premios Nobel también dé señales para contribuir a hacer a la economía una ciencia más diversa y abierta, y una herramienta aun más potente para mejorar nuestras sociedades.
** Imagen extraída de https://www.nature.com/articles/s41599-019-0256-3/figures/1
[1]La discusión sobre zorros y erizos estuvo presente en el artículo de Agustín Reyes en esta página y en el 11° Encuentro del Departamento de Economía.