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Un caso práctico de aplicación del Diagnóstico del Bien Común

 Un caso práctico de aplicación del Diagnóstico del Bien Común en un emprendimiento social que opera en el mercado de gestión de residuos especiales de Uruguay.

Nora Peralta

Triex (Celuloide SA) es una empresa uruguaya que se dedica desde hace más de 20 años a la gestión de residuos especiales. Llega a todo el país, operando desde su planta instalada en el Polo Tecnológico Industrial del Cerro de Montevideo. Alimentos y medicamentos vencidos, tubos de luz fluorescente, chatarra electrónica, lubricantes, productos de limpieza y cuidado personal son algunos de los tipos de residuos que procesa, abarcando desde la recolección hasta su disposición final. Hace 5 años, cuando el principal accionista de la S.A. decidió vender su participación, 10 personas contratadas en ese momento por la empresa asumieron el desafío de la autogestión, formaron la SRL Apuesta Sustentable y compraron el paquete accionario. Semana tras semana se reúnen en asamblea para analizar, discutir y resolver desde cuestiones estratégicas hasta temas operativos y situaciones particulares que deben ser atendidas. Consolidar la gestión, los procesos de planta y las finanzas de la empresa es un desafío cotidiano que estos hombres y mujeres abordan con conciencia social y ambiental.

Triex es un emprendimiento social con impacto ambiental. Ha sido punta de lanza desde sus orígenes en liderar y aportar a la construcción de un mercado de tratamiento de residuos cada vez más formal a la vez que comprometido social y ambientalmente. Muchas de las personas socias y trabajadoras de la empresa viven en contextos socioeconómicos complejos y vulnerables. Algunas no han finalizado la educación primaria y la mayoría no alcanzaron a terminar estudios secundarios. Invierten año a año en acciones de formación, entrenamiento y profesionalización de la tarea. Perciben salarios superiores a los que se pagan en el rubro en el país y toman medidas para que las personas gestionen de manera consciente y saludable su horario laboral. Asumen con responsabilidad la tarea de “educar al cliente” fomentando su conciencia ecológica y ofreciéndole información y soluciones para un adecuado uso y gestión de sus residuos. Se ocupan activamente de buscar soluciones al problema de valorización de los mismos en vínculo con el ecosistema de apoyo a proyectos de Economía Circular.

¿Cómo miden sus resultados?

El interés por avanzar en la implementación de sistemas de medición que amplíen los tradicionales Estados Financieros y Contables, viene de larga data en Triex. En el año 2012 se adhirió al Programa de Cuidado Responsable del Medio Ambiente (PCRMA) de la Asociación de Industrias Químicas del Uruguay como primer intento de imponer una guía con enfoque ambiental. Desde entonces realizan auditorias bianuales en las que han obtenido un puntaje de 6 en un total de 10. En 2014 se aventuraron en la experiencia de medirse con el sistema de autoevaluación SAMforSE especialmente diseñado para emprendimientos sociales por la fundación Siemens. Esta guía considera la óptica particular de un emprendimiento social cuyo foco no está puesto en crecer y escalar maximizando utilidades como cualquier empresa tradicional que opera en el mercado. Aplicarla les permitió, entre otras cosas, identificar sus principales fortalezas y oportunidades de mejora.

Identifican como uno de sus desafíos la mejora de las actuales mediciones del impacto social y ambiental de su trabajo. Esto les podría permitir una mejor comunicación interna y externa enriqueciendo la toma de decisiones operativas y estratégicas. Dotaría de mayor coherencia a la organización e incluso podría impactar positivamente en su situación económica.

Ana Luisa Arocena y Ruben Martínez son los socios fundadores con más años de antigüedad en Triex. Conversando con ellos sobre las herramientas que ofrecen las nuevas economías, manifestaron que la Economía del Bien Común ofrecía un marco conceptual con el que se sentían “en sintonía” y accedieron a realizar un diagnóstico.

Diagnóstico del Bien Común

El Diagnóstico Inicial del Bien Común es una herramienta de autoevaluación de uso libre y sin costo. Parte de un cuestionario de 20 preguntas que se corresponden con cada uno de los 20 temas contemplados en la Matriz del Bien Común. Las preguntas se organizan según los valores y grupo de interés de la Matriz. Proporciona una primera aproximación muy útil y sencilla de aplicar para las organizaciones que desean conocer su contribución actual y potencial al Bien Común.

Esta visualización de la Matriz de la EBC y su relación con los ODS corresponde a una adaptación de la versión original de España, hecha por la Asociación Civil (en conformación) Economía del Bien Común Argentina y su red de consultores, y corresponde la herramienta utilizada para el presente trabajo.

 

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Aplicado el diagnóstico, resulta interesante ver que la organización contribuye en un 60% o más a 12 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible con sus acciones, destacando los ODS 5 (Igualdad de Género) y 9 (Industria, Innovación e Infraestructura) con una contribución de un 70%. Esto es consistente con el desarrollo de políticas que viene realizando la empresa orientadas a mejorar la conciliación de la vida laboral y familiar con conciencia de género. Fue sorprendente para algunas de las personas socias encontrar que el menor porcentaje de incidencia fuese el ODS 2 (Hambre Cero) siendo que la empresa paga salarios más que dignos y acordes a los costes de vida locales. El diagnóstico confirmó un viejo pendiente que todas las auditorías de calidad y ambientales le han marcado a la empresa: el bajo “control” de la cadena de suministros. Las fortalezas de la organización en su contribución al Bien Común se encuentran en las dimensiones de Transparencia y Participación Democrática, Dignidad Humana y Sostenibilidad Ambiental principalmente con los grupos de trabajadores, clientes y entorno social.

Desafíos identificados

Como camino crítico para avanzar en una mejor contribución al Bien Común se desprende de los resultados: i) la necesidad de emprender acciones orientadas a mejorar las relaciones con la cadena de suministros (proveedores) y ii) la gestión de los recursos financieros. Sobre esto último ya están trabajando en este 2022 en al menos dos líneas de acción concretas. Consultada la empresa sobre la posibilidad y utilidad de comunicar los resultados obtenidos responde que lo haría tanto hacia afuera de la organización como a la interna, aunque en este último caso identifica como desafío encontrar una manera sencilla de hacerlo.

Particularmente Ana Luisa valora como útil la herramienta en cuanto guía para la acción, y así mismo, considera valioso avanzar en la medición con el Balance del Bien Común en la medida que permite, entre otras cosas, continuar el vínculo con actores y experiencias que buscan aportar al mismo.

En este sentido, se abren interrogantes comunes a una buena parte de los emprendimientos sociales que comparten la búsqueda de impactar positivamente en el bien común y medirse:

¿De qué forma contar con recursos genuinos para emprender las acciones identificadas y poder así contribuir de forma efectiva? y especialmente ¿Cómo balancear e integrar en la labor cotidiana el recurso que se entiende como más necesario y escaso que es el tiempo de los socios y colaboradores? Quedan planteados los desafíos. Seguramente buena parte de las posibles soluciones vendrán por el lado de emprender acciones colectivas de apoyo y fortalecimiento de la red de actores que buscan transformar las reglas de juego del paradigma económico dominante.

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