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Acceso a internet y bienestar socioemocional de adolescentes y jóvenes en Uruguay  

Acceso a internet y bienestar socioemocional de adolescentes y jóvenes en Uruguay

Karina Colombo

Elisa Failache

Martina Querejeta

En los últimos años, el bienestar socioemocional de los jóvenes y su vínculo con las nuevas tecnologías se ha vuelto parte de la discusión pública cotidiana. Diversas fuentes de información evidencian un incremento en los problemas de salud mental tanto en Uruguay como en el mundo, especialmente trastornos de ansiedad, depresión y conducta (Piao et al., 2022; UNICEF, 2021; WHO, 2021, Monza y Cracco, 2023). Al mismo tiempo, el mundo experimenta una revolución digital que ha cambiado la vida de las personas en múltiples dimensiones, con potenciales efectos tanto beneficiosos como riesgosos para el bienestar de las personas (CEPAL, 2016; WB, 2016). Los jóvenes son un grupo particularmente expuesto a este fenómeno. En el mundo, el 71% de las personas de entre 15 y 24 años está conectada a internet, comparado con el 57% para otros grupos de edad (ITU, 2021). Esta etapa de la vida, además, constituye un período crucial para el desarrollo socioemocional con diversos hitos y transiciones que influyen en el bienestar presente y futuro. Por estos motivos, comprender el vínculo entre las nuevas tecnologías y el desarrollo socioemocional en la adolescencia y juventud es clave.

Diversos trabajos han analizado este vínculo desde distintas disciplinas. Castellacci y Tveito (2018) realizan una revisión de la literatura sobre este tema. En general, los estudios con análisis cuantitativos encuentran efectos negativos del internet en el bienestar subjetivo de los jóvenes (McDool et al., 2020; Donati et al., 2022; Guo, 2022; Arenas-Arroyo et al., 2022; Braghieri et al., 2022; entre otros). Estos efectos se explican por motivos como la sustitución de distintas actividades por tiempo de conexión online (Atalay, 2024), cambios en los grupos de referencia de los individuos (Sabatini and Sarracino, 2018; Pénard et al., 2013) o la mayor propensión a comportamiento adictivo causando problemas de autorregulación (Allcott et al., 2022; Scott et al., 2017). Sin embargo, los estudios que analizan esta temática para países de América Latina son escasos, así como también los que utilizan una visión más amplia respecto a que indicadores de salud mental utilizar.

Para aportar a esta discusión, en nuestro trabajo “High-Speed Internet and Socioemotional Wellbeing in Adolescence and Youth” identificamos el efecto causal del internet de alta velocidad en el bienestar subjetivo de jóvenes y adolescentes en Uruguay. Para ello, aprovechamos la puesta en marcha de una política pública que buscó universalizar el internet de alta velocidad y la forma en la que se realizó el despliegue de fibra óptica. La significativa expansión de la red de fibra óptica hasta el hogar proporciona una fuente exógena de variación, lo que permite superar los problemas habituales de endogeneidad al estimar los efectos del uso de internet (es decir, el hecho de que los usuarios y no usuarios de internet probablemente difieren en características no observables en las encuestas). Estos datos son combinados con la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ), una encuesta representativa de jóvenes y adolescentes que releva, entre otras características, información sobre el bienestar emocional de los jóvenes mediante diversas preguntas estándar. Para poder comprender el efecto de internet, utilizamos la información sobre la situación de la juventud en 2013, al principio del despliegue de la fibra óptica, y la situación de los jóvenes en 2018, momento en el cual el despliegue casi había finalizado, para distintos territorios del país. De esta forma, aprovechamos la variación entre cohortes y zonas geográficas para estimar los efectos del acceso a internet de alta velocidad en variables que usualmente no están disponibles en las encuestas.

Los resultados de nuestro trabajo muestran que pasar 0 a 100% de probabilidad de tener acceso a internet de alta velocidad genera una caída de 9 puntos porcentuales (pp) en la probabilidad de sentirse solo, pero también incrementa en 9 pp la probabilidad de sentirse preocupado. Dado que en el período analizado el incremento promedio de accesibilidad a internet fue de 30% a 83%, las estimaciones sugieren un impacto cercano a los 5 pp en ambas variables. Estos efectos son significativos considerando la incidencia general de estos problemas.

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En cuanto al uso de servicios de salud, nuestros resultados indican un aumento de 11 pp en la probabilidad de haber realizado una visita médica, sin evidenciar efectos en las consultas con psicólogos o psiquiatras.

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En resumen, nuestros resultados muestran un efecto mixto del acceso a internet: por un lado, reduce la incidencia de sentirse solo, pero por otro, aumenta la incidencia de preocupación y la probabilidad de realizar una visita médica. Esto subraya la necesidad de mejorar el acceso a tratamientos adecuados para problemas de salud mental y de fortalecer la detección temprana en la atención primaria, como se ha sugerido en la literatura previa (WHO, 2018; UNFPA, 2014).

El análisis de efectos heterogéneos según género, edad, región de residencia y nivel educativo revela que, si bien el impacto en la preocupación se observa en todas las submuestras, la reducción en la sensación de soledad se da principalmente entre los varones y entre individuos con menor nivel educativo. Además, identificamos a las mujeres y a las personas que viven fuera de la capital del país como grupos particularmente vulnerables, en línea con estudios previos (McDool et al., 2020; Arenas-Arroyo et al., 2022; Golin, 2022; Guo, 2022). No encontramos heterogeneidades significativas en cuanto a los efectos sobre las visitas médicas.

Uno de los mecanismos que emerge como posible explicación a nuestros resultados se vincula con la insatisfacción con la forma de ser y el aumento de comportamientos de riesgo. Estos mecanismos se relacionan con estudios previos que muestran que, al intensificar las comparaciones sociales, internet puede afectar la satisfacción con la vida (McDool et al., 2020; Sabatini and Sarracino, 2018) y que, al exponer a los jóvenes a contenido relacionado con sustancias, puede incrementar su consumo (Braghieri et al., 2022; Primack et al., 2009). Respecto a la idea de sustitución de actividades presenciales por actividades online, no encontramos evidencia a favor de esta hipótesis.  Es de destacar igualmente, que los datos no permiten estimar la cantidad total de tiempo en cada actividad, por tanto, no podemos descartar que no haya cambios en la dedicación horaria a las distintas actividades.

Los resultados encontrados muestran entonces que los y las jóvenes utilizan internet como una forma de mantenerse conectados con los demás, pero esto también puede generar consecuencias negativas en otras áreas de su vida. De esta forma, las nuevas tecnologías plantean beneficios, pero también desafíos en términos de las consecuencias en el bienestar socioemocional, haciendo imprescindible continuar comprendiendo el vínculo entre ambos fenómenos. Creemos que el trabajo realizado es un aporte en esta línea, así como para el diseño de políticas basadas en evidencia dirigidas a adolescentes y jóvenes, donde las acciones preventivas son esenciales. Por ejemplo, las instituciones educativas podrían trabajar con los estudiantes para abordar los desafíos de su relación con el mundo digital y fortalecer su capacidad de desarrollar un uso saludable de internet. Asimismo, las instituciones de salud podrían considerar ciertos patrones de uso de internet como factores de riesgo en sus protocolos de atención, especialmente en el nivel primario. Nuestros hallazgos sugieren que este primer contacto con profesionales de la salud es clave para una derivación adecuada a especialistas en salud mental, lo que podría mejorar la detección temprana y reducir la brecha en el tratamiento. En términos generales, las políticas deben buscar formas de aprovechar las oportunidades que ofrece internet, minimizando al mismo tiempo los riesgos emergentes para el bienestar de los jóvenes.

Referencias

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Arenas-Arroyo, E., D. Fernandez-Franz, and N. Nollenberger (2022, November). High Speed Internet and the Widening Gender Gap in Adolescent Mental Health: Evidence from Hospital Records. IZA Discussion Papers 15728, Institute of Labor Economics (IZA).

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Braghieri, L., R. Levy, and A. Makarin (2022). Social media and mental health. American

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